Quienes siguen las Olimpiadas de Río 2016 quizás habrán notado unos extraños círculos rojos en la espalda del ícono de la natación Michael Phelps y de otros atletas del equipo estadounidense.
En su popular anuncio en televisión para la marca deportiva Under Armour, el nadador olímpico incluso aparece haciendo gestos de dolor cuando se le coloca un vaso en llamas en la piel.
El método, que consiste en aplicar ventosas (vasos de vidrio) calientes sobre la piel para crear succión e introducir calor en el organismo, es un antiguo tratamiento llamado «ventosaterapia».
Quienes apoyan esta forma de medicina alternativa aseguran que esta promueve la circulación sanguínea para disminuir una serie de trastornos médicos, como la hinchazón y el dolor.
Terapia antigua
Según el sitio médico WebMed, la ventosaterapia se ha utilizado desde épocas remotas en China, Egipto y Medio Oriente.
«Uno de los textos médicos más antiguos del mundo, el Ebers Papyrus, describe cómo los antiguos egipcios utilizaban la ventosaterapia en el año 1550 a.C.», dice WebMed.
La terapia puede llevarse a cabo de dos formas: la seca, que sólo lleva a cabo succión, y la mojada, que usa una combinación de succión y sangrado controlado.
El método requiere encender un algodón empapado en alcohol e introducirlo en la ventosa. Cuando las llamas se extinguen se coloca el vaso boca abajo sobre la piel del paciente.
Debido a la combustión del oxígeno se crea un vacío dentro de la ventosa que al ser colocada sobre la piel provoca una succión, lo cual conduce al enrojecimiento de la piel por la expansión de los vasos sanguíneos.
Por lo general la ventosa permanece sobre la piel entre 5 y 10 minutos aproximadamente.
Hay versiones modernas de la terapia en las que se utiliza una bomba adherida a la ventosa para crear el vacío.
Pero Phelps, tal como se muestra en su anuncio, parece estar utilizando la versión antigua, que requiere calor y es más dolorosa.
Tal como afirman los seguidores de la ventosaterapia, la succión eleva la piel del músculo o hueso lo que permite que los vasos sanguíneos se expandan y fluya más sangre hacia la zona afectada.
Se cree que este incremento de circulación sanguínea ayuda a aliviar el dolor muscular, reducir la hinchazón y, en general, ayudar a que el cuerpo se recupere rápidamente.
«Alivio»
Para tratar de desmitificar los extraños círculos rojos en la piel de nadadores, la revista especializada Swimming World llevó a cabo una investigación en 2015 sobre la ventosaterapia.
Los reporteros siguieron a Jon Carlson, principal entrenador del equipo de natación del Colegio Gustavus, en Minnesota, y a la nadadora Kayla Hutsell, quien había estado usando la ventosaterapia en la espalda y hombro durante la temporada.
«Se siente como si alguien te pellizcara en la espalda durante cinco minutos», le dijo Hutsell a Swimming World.
«Pero (lo que sientes) cuando te sueltan absolutamente vale los cinco minutos de dolor».
Pero al final del período de prueba entrenador Carlson describió el tratamiento como «impredecible».
«Realmente estamos tratando de facilitar cualquier proceso de recuperación que ayude a cada atleta individualmente. Algunos se han beneficiado con esta terapia. Otros la trataron y decidieron pasar a otras formas de tratamiento», declaró Carlson.
Anecdótico
Entre la comunidad médica, muchos se muestran escépticos de los supuestos beneficios de la ventosaterapia. Y hasta ahora, los informes sobre su éxito son principalmente anecdóticos.
En 2012, una revisión de estudios publicada en la revista PLoS ONE sugirió que la terapia podría tener más efectos que los de un mero placebo.
Los investigadores chinos y australianos analizaron los resultados de más de 100 estudios sobre la terapia, que habían sido publicados entre 1992 y 2010.
Concluyeron que el método podría tener beneficios en ciertos trastornos -como parálisis facial y espondilosis (un trastorno de la columna vertebral)- si se le combinaba con otros tratamientos como acupuntura o medicamentos.
Los investigadores, sin embargo, reconocieron que muchos de los estudios que habían revisado contenían márgenes de error.
Y concluyeron que era necesario llevar a cabo mejores estudios para poder llegar a una conclusión definitiva sobre los verdaderos beneficios de la ventosaterapia.
El profesor Edzard Ernst, del departamento de medicina complementaria de la Universidad de Exeter, Inglaterra, está de acuerdo.
«No es un tratamiento médico comprobado», le dijo a la BBC.
«No hay evidencia de su efectividad. No ha sido sometido a ensayos clínicos».