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Infertilidad, disfunción eréctil, calvicie y problemas cardiacos; riesgos de consumir esteroides anabolizantes

BBC Mundo Por BBC Mundo
Infertilidad, disfunción eréctil, calvicie y problemas cardiacos; riesgos de consumir esteroides anabolizantes
Joey Farrell se entrena cada día en el gimnasio, donde se prepara para competiciones de culturismo.

«Me provocaron un fallo cardiaco a los 30 años» dice Joey Farrell al contar su historia de como sufrió un fallo cardiaco a los 30 años y cree que tomar esteroides acortará su vida 20 años y aún así sigue consumiendo fármacos para aumentar su masa muscular «por el bien de su carrera».

Este culturista profesional conoce las advertencias sanitarias y los efectos nocivos a largo plazo y, aunque admite que suena «contradictorio», aconseja a los demás que no sigan su ejemplo.

Del mismo modo, a Tom Powell, exconcursante del programa británico de televisión Love Island, le extirparon tejido mamario tras tomar esteroides, y también asegura que la gente no debería empezar a hacerlo «de ninguna manera».

No existen datos oficiales sobre el número de personas que consumen esteroides anabolizantes en Reino Unido, pero estimaciones recientes apuntan que son unas 500.000.

Joey tomó esteroides por primera vez a los 20 años, tras iniciarse en el culturismo, y empezó a inyectárselos un año después.

Pero, en enero del año pasado, los médicos se quedaron «estupefactos» al descubrir que padecía insuficiencia cardiaca tras unos análisis de sangre, ya que muchos médicos de cabecera no están especializados en el consumo de esteroides, según relató este joven de 31 años a la BBC.

«Los resultados eran muy, muy malos», explica Joey. «Mis niveles de troponina, que es un marcador de ataque al corazón, estaban altísimos».

Tras un escáner cardiaco, los médicos le diagnosticaron una miocardiopatía dilatada inducida por esteroides, una enfermedad que hace que el corazón se agrande y se debilite, dificultando el bombeo de sangre.

«Mi corazón estaba débil», añade.

«No sabían qué decir debido a mi edad. Esto es algo que encontrarías en un hombre de 75 años que ha fumado y bebido toda su vida».

Joe, originario del oeste de Gales, pensaba que su carrera en el culturismo había terminado.

«El culturismo es mi vida. Aquella época fue oscura», explica.

Dieciséis semanas después y en contra del consejo médico, volvió a competir, aunque asegura que ha reducido el consumo de esteroides.

Qué son los esteroides

Los esteroides anabolizantes -una sustancia artificial que copia la testosterona, la hormona masculina- son fármacos que sólo se dispensan con receta médica y son legales para uso personal únicamente bajo prescripción médica.

En Reino Unido, su posesión, importación o exportación son ilegales y, si se sospecha que los estás suministrando o vendiendo, incluso a tus amigos, la pena máxima es de 14 años de prisión.

Las incautaciones de esteroides anabolizantes aumentaron un 26% en Reino Unido el año pasado, hasta alcanzar las 995.830 dosis; la mayoría se detectaron en las aduanas.

No existen investigaciones médicas oficiales ni guías sobre cómo reducir los riesgos de tomarlos.

Como no existen orientaciones clínicas, algunos culturistas experimentan con distintos compuestos, pasándose consejos entre usuarios.

Se trata de una práctica que los culturistas denominan «bro science» (ciencia de colegas), aunque no existe ningún análisis científico oficial.

«Un culturista hace cosas que un médico nunca creería ni se le ocurriría hacer: es un método de ensayo y error», añade Joey.

Estos ensayos médicos no supervisados han dado lugar a la aparición de lo que se conoce como fármacos potenciadores de la imagen.

«Me estoy quitando 20 años de vida»

Aunque afirma que sigue inyectándoselos debido a su carrera, Joey dice que su problema cardíaco le ha hecho ser más consciente de los riesgos. Pero admite que los riesgos existen, por muy cuidadoso que sea.

Joey se somete ahora a análisis periódicos de sangre y del corazón, ha cambiado su dieta y su estilo de vida, pero admite: «Soy plenamente consciente de que, sea cual sea mi esperanza de vida, me estoy quitando al menos 20 años».

Los riesgos asociados al consumo de esteroides anabolizantes van desde la infertilidad y la disfunción eréctil hasta la adicción y la calvicie.

Tom Powell, exconcursante de Love Island de 33 años, también experimentó efectos secundarios psicológicos.

«He estado deprimido, triste, enfadado, he tenido terrores nocturnos, sudores por la noche», explica Powell, quien empezó a usar esteroides hace ocho años.

«Quería pelearme con la gente. Tenía altibajos. Lloraba y estaba enfadado. Quería enfrentarme al mundo».

Tom experimentó otro efecto secundario cuando empezaron a crecerle los pechos.

Tras aparecer en la edición de 2016 del exitoso programa Love Island del canal de televisión británico ITV, Tom retransmitió en directo la operación en la que le extirparon tejido mamario después de que le empezara a doler.

«Conozco a 20 chicos que también se lo han hecho y otros más se lo están planteando», añade Tom.

Afirma que ahora utiliza una dosis mucho menor de esteroides y desaconseja tomarlos.

«No creo que merezca la pena en absoluto», asegura.

«Si se dieran cuenta de los efectos secundarios, no sé si tomarían los compuestos».

«Tengo que proteger a otras personas»

«Sólo porque yo haya tomado esta decisión, no significa que tú debas cometer ese error», afirma Joey.

«¿Quiero ponerme ante una cámara para contar que tengo un problema cardíaco y decirle a todo el mundo que tomo esteroides? No, la verdad es que no.

«(Pero) quizá ahora me corresponda a mí proteger a otras personas y evitar que les ocurra lo mismo».

«Hay problemas para conocer los efectos secundarios a largo plazo y las consecuencias a largo plazo de su consumo», explica el doctor Chris Saville, autor de una investigación elaborada por la sanidad pública galesa y la Universidad de Bangor sobre el uso de esteroides.

La demanda y disponibilidad de esteroides ha aumentado en los últimos 20 años, y su impacto a largo plazo es un problema de salud pública cada vez mayor, señala Jim McVeigh, experto en abuso de sustancias.

«Tenemos que evitar sermonear. Se trata de escuchar y oír sus preocupaciones, aportar pruebas y mantener un diálogo abierto. Los cambios de comportamiento o la reducción de riesgos dependen de cada persona: esperamos que elijan la opción saludable», explica el profesor emérito de consumo de sustancias de la Universidad Metropolitana de Manchester.

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