La situación económica del país se parece a una hoya de presión que tiene la válvula obstruida, y el fuego encendido. Hay que evitar que explote, pero sin quitarla del fuego. Tremendo dilema, y tremendo peligro. La cosa no es menos de ahí.

Un Estado arropado por la cultura de la ineficiencia, tanto en el gasto como en las recaudaciones. Un sistema impositivo moldeado por los intereses y las presiones.

Hay que aumentar los ingresos, pero los de abajo no tienen que pagar más impuestos, los de arriba evadiendo lo más posible (de forma legal e ilegal), y la clase media como la arepa. Actualmente en el país se evade el 48 % del ITBIS, y el 62 % del impuesto sobre la renta. Así no hay forma de un país echar para adelante.

Cambiar eso requiere no solo una reforma fiscal, sino una “revolución” fiscal. Los factores son diversos, y diversas deberán ser las medidas a tomar.

Pero una idea que puede servir para esto, es convertir a las personas físicas en agentes de retención, para que puedan deducir sus gastos de sus ingresos; así contribuyen a evitar la evasión del ITBIS, y tienen menos incentivo de evadir el impuesto sobre la renta.

De esa forma las personas exigirán facturas formales hasta en los colmados y cafeterías, pues eso les ayudará a pagar menos impuestos de su salario.

O como pasa en muchos países desarrollados, luego les devuelven parte de los impuestos sobre la renta que pagaron durante el año.
Dejo esta idea por aquí, y ojalá, así sea por coincidencia, se tome en cuenta.