Retroalimentación

Retroalimentación

Retroalimentación

Lady Reyes, directora de Encuentros Interactivos.

Me sorprendió la semana pasada la retroalimentación de esta columna, pues muchos compartieron conmigo los aprendizajes del periodo de aislamiento y el #QuedateEnCasa debido al COVID-19.

Lo que me lleva, primero, a darles las gracias por el seguimiento a mis escritos desde las diferentes plataformas que comparto mis pensamientos y aprendizajes. Y segundo, aprovecho para compartir algunos de esos comentarios, pues entiendo que todos podemos aprender de ellos.

Para muchos este tiempo valió para reflexionar sobre su pasado y presente para estar mejor preparados para el futuro. Y es que este “stop” nos ha permitido darnos cuenta que andábamos muy rápido, sin tiempo para nosotros, centrados en “hacer, hacer y hacer”… cansados, agotados y sin energía y, por ende, menos productivos, aunque no lo reconozcamos.

Estar consciente y actuar en consecuencia es lo que otros lograron aprender, reconociendo que sus “ vidas jamás volverán a ser como antes”, desechando muchas cosas, entre ellas “la prisa” que llevábamos, viviendo cada día como si fuera el último. Pero más que vivir los días como si fueran los últimos, hagámoslos como si fueran siempre el primero. Descubriendo todo en alegría y en gratitud, conscientes de lo afortunados que somos, a pesar de las adversidades.

Vivamos los días dando valor a cada sonrisa, saludo y abrazo. A cada amanecer y atardecer. Dando gracias al Creador por sus bendiciones. Valorando a cada una de las personas que nos rodean por estar, pues su sola presencia hace menos o más feliz nuestra existencia. A quejarnos menos y actuar más. A ser parte de la solución no del problema. Y es que hay que “vivir más y sobrevivir menos”.

Otros reconocieron que “lo que más valor tiene es aquello que permanece y donde nos sentimos más seguros: el hogar”. Esta pandemia “nos ha hecho ver que es lo que verdaderamente importa y perdura: la familia”. Pues en ella, nuestro círculo primario, “es donde podemos abrazar, jugar y sonreír sin temor”. Si no te has detenido a identificar tus enseñanzas, te invito a hacerlo y compartirlas.

Aprovecha cualquier medio y tiempo para contar tu experiencia y que esta pueda “tocar a otros”.