La diabetes es una enfermedad que afecta todo el cuerpo. En general, consiste en una alteración de los vasos sanguíneos que ocasiona una disfunción progresiva de todos los órganos, incluyendo el ojo.
El doctor Remberto Escoto, cirujano oftalmológico del Centro de Diagnóstico, Medicina Avanzada y Telemedicina (Cedimat), refiere que la retinopatía diabética es la enfermedad ocular diabética más frecuente.
Ocurre cuando hay cambios en los vasos sanguíneos que irrigan la retina.
Este daño sucede como consecuencia de que estos puedan taparse o hincharse y dejar escapar fluido hacia la retina. En otros casos más avanzados pueden crecer nuevos vasos sanguíneos en la superficie de la retina, por supuesto, se trata de vasos anormales.
Generalidades
La retina es una capa de tejido nervioso que cubre la parte posterior del ojo. Los rayos de la luz que entran por la parte anterior a través de la pupila se reflejan sobre la retina y posteriormente son transmitidos al cerebro donde se interpretan a manera de imágenes.
La mácula es una pequeña área del centro de la retina, responsable de la visión detallada de esta imagen que vemos.
Esto nos permite leer, ver televisión y reconocer las caras de las personas que están a nuestro alrededor. La parte restante de la retina, o sea la retina periférica, es la responsable de la visión lateral o periférica.
Es posible que un paciente diabético pueda tener retinopatía diabética y no ser consciente de ello. Esto es debido a que muchas veces, sobre todo en las primeras etapas de la enfermedad, no hay síntomas.
Si la enfermedad progresa, se pueden notar algunos cambios en la visión que alertan al enfermo.
El primer tipo
Existen dos tipos de retinopatía diabética: una es la no proliferativa, que es el estadio más temprano.
En este tipo hay un deterioro de los vasos sanguíneos que ocasiona escape de fluido o de sangre dentro del ojo.
Muchas veces este fluido se asocia a otros componentes de la sangre, como el colesterol, que también pueden entrar en la retina.
Este tipo de retinopatía diabética puede ocasionar cambios en el ojo, como microaneurismas -que consisten en pequeñas dilataciones de los vasos sanguíneos de la retina, los cuales escapan líquido- y hemorragias de la retina en forma de pequeñas manchas de sangre.
Visión afectada
Si la visión de un paciente diabético está afectada, es posible que la causa sea un edema o una isquemia macular.
Ambas condiciones son graves, progresivas y de no ser tratadas conducirán a una pérdida irreversible de la visión.
El segundo tipo
A la retinopatía diabética no proliferativa le sucede un estadio proliferativo, el cual surge como consecuencia de un tratamiento insuficiente.
Este tipo sucede principalmente cuando muchos vasos sanguíneos de la retina se tapan, impidiendo el flujo normal de la sangre.
Frente a esta insuficiencia la retina responde creando nuevos vasos sanguíneos.
Por ser vasos anormales, estos neovasos no proporcionan a la retina el flujo de sangre adecuado. Son delicados y pueden sangrar dentro del ojo con mucha facilidad.
Si este sangrado es pequeño es posible que se vean manchas oscuras y flotantes en el campo de visión.
Si la hemorragia es grande, puede bloquear la visión, permitiendo sólo ver la diferencia entre claro y oscuro.
Desprendimiento
En ocasiones los nuevos vasos sanguíneos se pueden acompañar de tejido fibroso, que puede causar que la retina se arrugue o se desprenda de su posición normal.
Si estas arrugas afectan a la mácula ocasionan distorsión en la visión. Sin embargo, la pérdida de la visión más grave ocurre si la mácula o áreas grandes de la retina se desprenden.