Resurgimiento de Javier Báez en Detroit resulta invaluable para ambas partes

Mientras los fanáticos de los Tigres disfrutaban otra noche de abucheos a Alex Bregman, el agente libre que Detroit estuvo cerca de firmar, el último gran nombre que sí contrataron a largo plazo siguió con su papel de héroe.
Javier Báez puede entender a Bregman. El puertorriqueño también ha recibido su cuota de abucheos en Detroit durante las últimas temporadas. A diferencia de Bregman, los abucheos hacia Báez venían de la afición local, después de firmar un contrato por seis años tras la temporada 2021. Pero con cada jugada clave, cada batazo oportuno este año, los fanáticos han vuelto a respaldar a “El Mago”, su resurgir y su transición a los jardines, jugando ahora en el bosque central.
Y tras su segundo jonrón de tres carreras la noche del martes, un bambinazo de oro en el 11mo episodio para una victoria 10-9 sobre los Medias Rojas, los cánticos resonaron por los pasillos del Comerica Park: “¡Ja-vy! ¡Ja-vy!”.
Báez es un héroe inesperado en un equipo construido mayormente alrededor de prospectos hechos en casa. Pero encaja perfectamente en la llamada “Ciudad del Regreso”, no sólo por su mágico resurgimiento, sino por su actitud desinteresada.
“Él está completamente comprometido”, destacó el manager A.J. Hinch. “Siempre pedimos a los jugadores estar comprometidos, y aquí está un tipo que ha pasado por mucho desde que llegó…
“Sigue luchando, sigue esforzándose, sigue tratando de aprender una nueva posición, con un tiempo de juego limitado al comienzo del año que ahora se ha vuelto diario, y aun así da todo. Es una persona increíble y está haciendo su parte. Se merece todos los elogios por la forma en que lo está logrando”.
Báez ha evitado ponerse sentimental. Queda mucha temporada por delante y mucho por lo que competir como para celebrar antes de tiempo. Aun así, cuando vio volar su batazo para dejar en el terreno, soltó el bate y levantó los brazos.
“Intenté hacer el Manny”, dijo, en referencia a la celebración del dominicano Manny Ramírez tras un jonrón para dejar en el terreno con los Medias Rojas en 2007, “pero no estaba seguro de si se iba a ir o no. Aunque le di bastante bien”.
Ambos vuelacercas fueron ante envíos rompientes, un tipo de pitcheo que ha sido su talón de Aquiles durante su paso por los Tigres. La imagen de Báez abanicando sliders fuera de la zona se volvió común entre los aficionados. Pero ha trabajado para mejorar su disciplina en el plato, ayudado en parte por una cirugía en la cadera derecha que le devolvió agilidad tanto en el campo como en su swing.
“Honestamente, estoy agradecido de sentirme así”, expresó el boricua. “El año pasado fue una decisión difícil operarme, y ahora sentirme casi al 100% y hacer lo que sé hacer, hacer contacto con los sliders afuera, me tiene feliz. Me siento bien”
Los Tigres tomaron la delantera cuatro veces en los nueve innings reglamentarios el martes, sólo para ver a los Medias Rojas responder constantemente, en una noche en que Detroit repitió su estrategia caótica de pitcheo como en la postemporada pasada. Báez había dado una ventaja con su bambinazo en la sexta entrada.
Garrett Whitlock llegó al martes con promedio de .125 (de 24-3), sin extrabases y una tasa de swings en blanco del 41.5% ante su slider, según Statcast. Pero con dos en base, dos outs y Boston arriba 4-3, su slider en cuenta de 1-0 se quedó abajo en la zona de strike. Báez la mandó a 392 pies, según Statcast, hacia el jardín izquierdo, batazo que habría sido jonrón en los 30 estadios de MLB.
Jugó el rol de héroe nuevamente cinco entradas después, cuando Kristian Campbell puso a Boston arriba 9-7 con un jonrón en la parte alta del 11mo. Con corredores en las esquinas y sin outs tras sencillo de Jace Jung, Báez recibió un “sweeper” de Greg Weissert en prácticamente la misma ubicación que el slider de Whitlock.
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