Ya es muy sabido que los medios de comunicación juegan un papel fundamental en la forma en que percibimos y entendemos el mundo, y que su influencia en la salud mental es profunda y duradera. Este tema debe ser abordado porque estamos situados en un contexto donde la ansiedad, la depresión y otras condiciones de salud mental están en aumento, por eso es crucial que los medios asuman una mayor responsabilidad en la manera en que informan y representan estos temas.
Uno de los principales desafíos es la cobertura sensacionalista de temas sensibles, como el suicidio o las crisis psicológicas. Estudios han demostrado que una cobertura irresponsable de estos temas puede incrementar el riesgo de comportamientos imitativos, un fenómeno conocido como «efecto Werther», termino definido así por el sociólogo David Phillips.
En ese sentido, dada su capacidad de amplificación de los fenómenos y eventos, los medios tienen la responsabilidad de tratar estos temas con cuidado, enfocándose en la prevención y los recursos de ayuda, en lugar de presentar los hechos de manera sensacionalista o morbosa.
Además, la representación de la salud mental en películas, series de televisión y otros medios de entretenimiento también tiene un impacto significativo en la percepción pública. Por lo regular, los trastornos mentales se presentan de manera estigmatizante o simplista, lo que perpetúa ideas erróneas y puede disuadir a las personas afectadas de buscar ayuda.
Visto eso, debemos tocar a los creadores de contenidos puesto que es crucial que estos colaboren con expertos en salud mental para ofrecer representaciones más precisas y empáticas de estos trastornos.
Por otro lado están los medios, quienes tienen el potencial de ser una herramienta positiva para la concienciación y la educación. Campañas mediáticas que promuevan el bienestar emocional, que desmitifiquen las enfermedades mentales y que ofrezcan información sobre cómo acceder a los recursos de salud pueden contribuir significativamente a reducir el estigma y mejorar el acceso a tratamientos.
Es hora de que todos los medios de comunicación, y quiénes participamos de ellos, nos inclinemos hacia un enfoque cuidadoso y educativo, no solo para evitar daños, sino también ser parte de la solución frente a la crisis de salud mental global.