Resiliencia de la economía dominicana
Cuando se habla de resiliencia, se está refiriendo a la capacidad para adaptarse y sobreponerse a situaciones adversas, traumas o eventos imprevisibles manteniendo las capacidades de funcionar adecuadamente y sobreponerse a los mismos.
En ese sentido nuestro Banco Central, actuando cual vocero económico del Gobierno, recién resaltó la resiliencia del sistema financiero en un entorno internacional complejo, convulso e incierto.
La primera prueba de superación ha sido lo acontecido con la tasa de cambio entre el peso y el dólar estadounidense.
El primer trimestre de este año se inició con una sorpresiva tendencia devaluatoria que, de seguir su ritmo, anualizado llegaría a doble dígitos. Sin embargo, el Banco Central intervino y redujo las posibilidades de tenencia de dólares de la banca, con lo cual la tasa de cambio retornó a niveles más aceptables.
La segunda prueba fue la guerra arancelaria que desató la administración Trump con el anuncio de escalas variables que pusieron de cabeza a los mercados y la inversión extranjera. Afortunadamente las aguas se calmaron y todo luce que de momento EE. UU. sólo aplicará un arancel generalizado del 10 % salvo el caso de China.
Esta estabilización y la pronta iniciativa dominicana promete que lejos de perjudicarnos, se abrirían nuevas puertas para la manufactura y exportaciones.
La tercera prueba ha sido la inflación, la cual más que nada es influida por factores externos a la economía dominicana.
En este caso las incertidumbres globales provocaron subidas en precios del oro, lo cual deberíamos estar aprovechando.
A la vez otras materias primas como el petróleo han seguido una tendencia hacia la estabilización y algunas reducciones de precio. Esto influirá en desacelerar los procesos inflacionarios contribuyendo a la estabilidad macroeconómica.
Finalmente, a pesar del continuo déficit fiscal y la incapacidad de eficientizar, reducir y mejorar la gestión pública, los mercados internacionales continúan con su apetito por deuda dominicana, aunque a tasas más altas.
Con esto se asegura el continuo acceso a créditos para financiar el déficit presupuestario. Ojalá tengamos la suerte de mantener esta resiliencia y que posibles cambios a estas pruebas y eventos no nos cojan desprevenidos.
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