
San Juan.- El éxito de la temporada de conciertos de Bad Bunny en Puerto Rico permite a la isla “soñar en grande” para convertirse en un centro mundial de la industria de la música y del entretenimiento, aunque hay retos por delante para lograr ese objetivo.
Así lo comentaron varios expertos del sector durante el foro 'Puerto Rico como motor global en la música y entretenimiento', organizado por GFR Media y la Agencia EFE en el Coliseo de Puerto Rico, donde se celebra el ciclo de conciertos 'No Me Quiero Ir de Aquí'.
Jorge L. Pérez, gerente regional de Legends ASM Global, empresa que administra el Coliseo de Puerto Rico, entre otros espacios, destacó que, con la serie de espectáculos de Bad Bunny, han superado en dos meses los ingresos de un año, logrando 20 millones de dólares cuando en “un año buenísimo” hacen 17.
“Pensar que eso se pueda repetir es un poquito difícil, pero creo que crea la base para muchas otras cosas; festivales, otro tipo de entretenimiento, deportes, que el mundo siga viendo a Puerto Rico como un destino”, afirmó Pérez, quien resaltó que la temporada de conciertos ha puesto a Puerto Rico “a un nivel mayor".
En su opinión, la isla tiene las instalaciones, personal de producción muy capacitado y calor humano, es decir, “todos los elementos para poder ser un destino de entretenimiento comparable con cualquiera”, como Miami y Las Vegas.
Por su parte, el productor Alejandro Pabón, quien desde Move Concerts y Rimas Nation ha organizado la residencia, señaló que eventos de este calibre tienen un gran impacto en “la industria hotelera y todos los suplidores de producción".
“No solamente ese impacto directo económicamente, sino el impacto indirecto en todo lo que es mención de Puerto Rico, todo lo que es esa promoción de Puerto Rico, en todas las redes, en todos los medios noticiosos, pues obviamente también funciona para que más personas quieran visitar”, agregó. Más de 200.000 personas han visitado Puerto Rico o lo van a hacer para disfrutar de los conciertos de Bad Bunny, que se calcula van a tener un impacto global de 377 millones de dólares en la economía de la isla.
“Nada es imposible”, pero hay desafíos Para Pabón, los shows de Bad Bunny han logrado “levantar ese orgullo de Puerto Rico en todo el mundo” y demostrar que “nada es imposible”, mientras que, según Pérez, “a la juventud le da la capacidad de soñar y de pensar en grande".
“Nos enseña a seguir soñando en grande, nos pone en el mapa y nos encamina a convertir a la isla en ese centro mundial de la música”, coincidió otro de los ponentes del foro, Carlos Fontán, exdirector de la oficina de incentivos del Departamento de Desarrollo Económico y Comercio (DDEC).
En el panel 'El impacto económico de la industria de la música' participaron también Enrique Ortiz, presidente de Claro Puerto Rico, y la licenciada Patricia Rivera.
Como retos, los ponentes hicieron hincapié en que son necesarios más incentivos gubernamentales al sector para ser realmente competitivos, además de poder traer a artistas internacionales de renombre, y tener un recinto con mayor capacidad.
Pabón indicó que hay artistas que requieren estadios con capacidad para 50.000 o 60.000 personas, mientras que el Coliseo puede acoger a unos 18.000 espectadores. Por su parte, el Estadio Hiram Bithorn tiene capacidad para 35.000.
“Para competir, para hacer ciertos shows de la magnitud que quisiéramos hacer, definitivamente es necesario”, aseveró el productor. No obstante, reconoció que se debe analizar bien para que esa facilidad sea económicamente viable todo el año.
El foro contó también con un panel sobre la evolución del género urbano en el que participaron la vicepresidenta de Sony Music en Puerto Rico, Tuti Bou; el cantante, compositor y productor discográfico Mario VI; y los veteranos artistas Ken-Y y DJ Negro. EFE
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EFE
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