SANTO DOMINGO.-La República Dominicana tiene el mayor yacimiento minero de las Antillas Mayores, por lo que constituyo un atractivo para empresas nacionales y multinacionales dedicadas a la explotación de oro, plata, cobre, zinc, níquel y bauxita, y los no metálicos, que son usados en la industria de las construcción y en la joyería.
La explotación minera en el país inició con la llegada de los colonizadores españoles a la isla, quienes comenzaron a extraer oro.
En la actualidad, 23 de las 32 provincias dominicanas tienen 120 minas. En 116 de ellas se extraen minerales no metálicos, mientras que las otras cuatro están autorizadas para que se explote oro, plata, cobre y níquel.
Nueve de esas provincias están en la región Sur del país, el territorio con mayor índice de pobreza, en su mayoría explotan la minería no metálica, en especial materiales para la construcción.
La excepción la tiene Barahona y Pedernales, donde existen yacimientos de bauxita (mineral del que se extrae el aluminio) y larimar (piedra preciosa utilizada en la joyería).
Históricamente la minería en el país se ha realizado a cielo abierto, lo que ha causado un gran impacto al medio ambiente.
La minería subterránea que se desarrolla en la actualidad es considerada artesanal, ya que la aplican las personas que se dedican a la búsqueda de larimar y ámbar.
Impacto del sector
El sector minero dominicano se ha convertido desde 2010 a la fecha en uno de los mayores generadores de divisas a través de la exportación, ya que en este período su aporte fue equivalente al 25 % de los productos dominicanos enviados al exterior.
El aporte del sector en este periodo estuvo entre el 3 % y el 4 % del Producto Interno Bruto (PIB), según los datos del Banco Central.
Las variaciones producidas en ese período se debieron al comportamiento del precio del oro y la plata a nivel internacional, lo que influyó en aumentos o disminución en los volúmenes de exportación del doré, como se conoce a la mezcla de ambos minerales.
Otro factor que incidió en ese comportamiento positivo y negativo fue la explotación de níquel en Monseñor Nouel, y el cese de la extracción de bauxita en Pedernales.
Otro aporte positivo del sector es la generación de empleos, ya que entre la minería formal y la artesanal aportan 16,199 puestos de trabajo fijos, los que aumentarían a 18,890 cuando le suman los del sector cemento.
El futuro
Las proyecciones para la minería dominicana son positivas, aunque enfrentan un amplio rechazo entre los ambientalistas y la sociedad.
El número de provincias mineras podría aumentar, ya que una empresa multinacional solicitó permiso para realizar exploraciones en San José de Ocoa, en busca de oro, y plata.
También existen exploraciones en Dajabón, en busca de yacimientos de oro. Mientras que el Ministerio de Energía y Minas (MEM) tiene en trámite las solicitudes de otras 18 empresas que pidieron les sean otorgadas 27 concesiones para explorar la factibilidad para extraer esos mismos minerales metálicos en varias comunidades de 13 provincias, y otras 97 solicitudes de concesiones de exploración de minería no metálica.
Las solicitudes de explotación de oro y plata encuentran el rechazo de ambientalistas, quienes consideran que las leyes existentes no establecen “reglas de juego claras”, y afectan el medio ambiente.
El impacto de la minería en el agua
Según la Organización de las Naciones Unidas, la industria consume el 10 % del agua dulce, dentro de ese porcentaje, la minería consume el 3 %.
En la minería el consumo del agua es mínimo y su uso múltiple, debido a que los sistemas modernos de las operaciones mineras han minimizado al máximo su consumo y en cambio han creado sistemas de uso y reciclaje de las aguas de los procesos.
La República Dominicana no es la excepción. Falcondo tiene un uso de agua mínimo, porque el proceso de su planta es piro-metalúrgico.
El agua de las escorrentías naturales producto de las lluvias de la zona es recolectada por sistemas de canales que la llevan a lagunas donde son tratadas para incorporarlas al sistema hídrico.