Representación y democracia
¿Cuánta más participación necesita la democracia? Algo no está funcionando en la representación política de la democracia –dicen los expertos, mientras debaten el tema, que es incomprensible para el resto de la población–, pero si los ciudadanos que están llamados a decidir directamente sobre los asuntos públicos no participan, estamos matando el sistema democrático, aunque no tengan los conocimientos necesarios para hacerlo.
En ese sentido, El Hoyo de Friusa enseña a la desobediencia civil. No hay un grupo seleccionado de ciudadanos para expresar su malestar al Gobierno de lo que ellos entienden que les afecta, sino que se muestra como el viejo problema entre democracia representativa y democracia directa: capacidad de manipulación que hoy en día tienen los medios masivos de comunicación (sobre todo la televisión) y el Gobierno, que se ha alzado el triunfo en base a acuerdos con los adversarios. Tan importante es la representación democrática como la democracia directa.
Desde el punto de vista de representación (democracia representativa), la ciudadanía está generando fenómenos de cansancio e incluso de hastío.
La marcha en el enclave de Bávaro, es evidente, tuvo lugar como resultado de la desconfianza ciudadana hacia la gestión del partido gobernante.
Al ejercer la defensa de nuestros derechos fundamentales, que es también una forma de democracia, estamos confrontando “una forma de democracia política”, paralela a la institucional y representativa; una democracia, que es el fruto de una constante tensión entre poder político-representativo, que se identifica con el Estado, y un poder social-directo, que se identifica con el ejercicio de las libertades en función de permanente alteridad y oposición.
Fue a través del fenómeno “videopoder” como mejor se expresó la comunicación de la ciudadanía, sin dejar de advertir los múltiples riesgos que se corre cuando debatimos sobre los problemas fundamentales para el mantenimiento de la democracia, utilizando los medios de comunicación.
Existe una gran relación del “videopoder” con la ciudadanía, al ofrecer nuevas formas de participación, información y movilización, pero también presenta desafíos relacionados con la desinformación y la manipulación de la opinión pública.
En otra forma de vida democrática, la representación estaría funcionando con mayor certeza para cambiar el problema o con argumentos mejores, a través de encuestas, plebiscitos o referéndum.
El conflicto que entraña El Hoyo de Friusa pasó de una marcha a intenciones incendiarias que ahora van a pedir una huelga general; cuando lo que debe ser (todavía se puede intentar) es el plebiscito y luego un Diálogo Nacional.
¿Porque, qué es lo fundamental en Friusa?, ¿es la inmigración ilegal?, ¿es la delincuencia haitiana? Eso es negativo, por no haber hasta hoy una cantidad sensata de ellos. La inmigración ilegal haitiana es masiva y activa a la vez.
A Friusa hay que medirla por las dimensiones del asentamiento. Un asentamiento de inmigrantes que ya es una comunidad que ocupa un área de personas que han migrado y empiezan a vivir, a integrarse, y a formar una nueva vida en ese lugar. Pero, estos asentamientos son “informales” y “autoconstruidos”; por lo tanto, no han sido declarados oficialmente y están arrastrando serias dificultades para nuestro sistema social.
De acuerdo a la «calidad democrática»; es decir, al fundamento de la verdadera “representación y democracia”, Friusa también es una voz de alerta a la protección de la participación ciudadana nacional, la igualdad y la transparencia en el ejercicio del poder, ya que la representación social (participación en el proceso democrático) tienen que asegurar que todos los sectores de la sociedad tengan voz en el proceso político, incluso los más marginados.
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