El ajusticiamiento del tirano Rafael Leonidas Trujillo Molina, llevado a cabo por un grupo de complotados en la noche del 30 de mayo de 1961, tuvo de inmediato repercusiones en la prensa internacional, a pesar de que la noticia no se conoció de inmediato fuera del país.
En el caso de Cuba revolucionaria, tan unida a República Dominicana a través de la historia, la noticia tuvo seguimiento especial, no sólo a través de la radio y la televisión, sino también de la prensa escrita, como fue Combate, diario del Directorio Revolucionario “13 de marzo”.
En los primeros días del mes de junio de 1961 esta noticia fue capaz de compartir primeras planas con la recién derrotada invasión de Playa Girón.
El magnicidio
Era lógico. La isla hermana siempre fue refugio para los exiliados dominicanos, y allí se prepararon expediciones armadas contra Trujillo, como la del Mariel, en 1934; la de Cayo Confites, en 1947 y la del 14 de junio, de 1959.
No debe asombrarnos que para el pueblo cubano el ajusticiamiento de Trujillo haya sido recibida como la otra buena noticia de los últimos meses, junto a la derrota de la expedición organizada por el gobierno de los Estados Unidos.
Con meridiana claridad, la primera plana del diario Combate informaba el 2 de junio “Persiste el trujillismo intacto en República Dominicana: no hay participación popular en la muerte de Rafael Leonidas Trujillo”.
También, con fino olfato, señalaba que “… maniobra Estados Unidos en la OEA para lograr el reconocimiento de Balaguer”.
En esa misma plana se publicaba un artículo de fondo titulado “La muerte de Trujillo”, que reconocía que las noticias recibidas eran confusas, y que al provenir solo de fuentes norteamericanas “…hace que las mismas se tomen con cautela” ratificando que “…por el momento no parece que se haya producido cambio alguno en el sistema político imperante,… legado por la intervención militar norteamericana”.
Finalmente, Combate aseveraba: “… Trujillo representaba un problema para Washington… en el seno de los conciliábulos imperialistas para ahogar en sangre las aspiraciones de los pueblos latinoamericanos”, por lo que “… muerto el perro, se acabó la rabia: queda el campo de la OEA listo para atacar Cuba”.
El 3 de junio Combate publicaba la noticia del arresto de Huáscar Tejeda y del sacerdote Gabriel Maduro, quien le había brindado asilo, rechazando las versiones oficiales del suceso, a las que calificaba de “novelas”, reforzadas por el hecho de que “… el secretario de prensa de Kennedy dio la noticia en París, dos horas antes que los medios dominicanos”.
Como era habitual, y lamentablemente sigue siéndolo, dos senadores norteamericanos, Keating y Smathers, según Combate, habrían solicitado al gobierno de Kennedy “… el envío de tropas para preservar la democracia, en un plazo de 72 horas”.
Enfoque de Raúl Castro
El acercamiento más de fondo al tema y sus consecuencias, lo realizó el comandante Raúl Castro, ministro de las Fuerzas Armadas, en la intervención televisiva del domingo 4 de junio en el programa “Universidad Popular”, publicada extensamente por Combate en su edición del día 6.
Sobre una supuesta invasión a República Dominicana que la Revolución proyectaba bajo su mando, comentó “…¿qué vamos a buscar nosotros en Santo Domingo? Los que la están invadiendo son los yanquis, que han acercado por allá una flota”.
Sobre la figura de Trujillo, expresó que “… ya era inservible al imperialismo” por lo que la idea era sustituirlo “…por una pseudodemocracia, como existen otras en América, y constituir una nueva base de ataque contra Cuba”.
En otro momento de su intervención, el comandante Raúl Castro abordó el tema de la propuesta del gobierno norteamericano a Trujillo de que abandonase el poder y se retirase a disfrutar de su fortuna “Entonces Trujillo -subrayaba Raúl- que no dejaba de ser un tipo osado y audaz, personalmente hasta valiente, pues dijo que se quedaba”.
Finalmente, ante la nueva coyuntura creada en el Caribe, el comandante Raúl Castro concluyó sus consideraciones:
“De todas maneras, una base enemiga más, una base enemiga menos, teniendo ahí al imperialismo norteamericano a 90 millas, ni nos va, ni nos viene, ni vamos a ser más débiles, ni nos vamos a sentir más amenazados, ni nos vamos a acobardar”.
Los balazos de la emboscada del 30 de mayo, cuidadosamente preparada por los conspiradores, no sin el apoyo encubierto norteamericano, comenzaban a retumbar en el ámbito del Caribe.
— Impacto inmediato
La prensa cubana se ocupó del ajusticiamiento de Trujillo desde el primer momento, pero muchas informaciones eran servidas con cautela debido a la desconfianza en las fuentes.
*Por ELIADES ACOSTA
Historiador, encargado
del Departamento de Investigaciones del AGN