La reactivación formal de la economía está siendo explorada por el presidente Danilo Medina, que empezó la semana con una visita sorpresa a la planta de tratamiento de aguas residuales La Zurza y con reuniones en Palacio que han contado, una con la presencia de sindicalistas, otra con la de empresarios.
Se ha informado que el Mandatario explora la reapertura gradual de la actividad económica, suspendida el 17 de marzo junto con otras actividades sociales, para evitar el contagio en masa de la población, que acudiría de la misma manera a los centros de salud en busca del auxilio de la medicina.
Algunos hechos pueden ser considerados señales suficientes de que no sólo el Presidente quiere la reapertura, también la quiere una parte importante de la población, que pugna a diario por estar en la calle, desafía las restricciones de la movilidad y se expone sin mayores previsiones en las vías públicas y algunos centros comerciales.
La economía dominicana era, según cifras del Banco Central, una de las más sanas de la región al momento en el que fue asumido este período especial. Y a propósito de esta fortaleza, cabe una pregunta: ¿sana hasta el punto de embarcarse en una paralización por un tiempo sin fin?
Nos parecen oportunas las consultas. Una extensión desmedida de la cuarentena económica está acompañada del riesgo de que cuando se decida la apertura mucha gente se haya olvidado de trabajar, que algunas unidades se hayan descapitalizado y que el remedio termine siendo más dañino que la enfermedad.