Por: José Rafael Sosa
El tema del alcoholismo como enfermedad social, es inagotable. La imagen que proyecta la publicidad de su consumo, es idílica incluso a pesar de introducir (por mandato de leyes) la advertencia sobre su exceso.
La Organización Mundial de la Salud establecen que esta condición de salud afectaba en 2020, 400 millones de personas, -7% de la población mundial de 15 años o más-), la cantidad de personas que viven con trastornos producto del consumo excesivo de alcohol. Para ese año, 209 millones de personas (el 3,7% de la población mundial adulta) vivían con dependencia del alcohol.
Humor responsable
Relatos Borrachos (Enrique Salas, Venezuela) toma el tema en serio, a pesar del código de humor y comicidad (dos subcategorías escénicamente distintas resultó ser una notable sorpresa para quienes acudieron con la idea preconcebida de que se trataba de un montaje cómico en busca de la boletería. Se siente inteligencia tras sus parlamentos y recursos escénicos.
La propuesta tenía las características de las comedias de un solo uso (desechables, teatro, temáticamente basura): presencia de actores que provienen de la televisión comercial el concepto del borracho, una de las imágenes más facilistas y recurrentes en los sketches televisivos, e incluso el mismo programa de mano, impreso en digital y cargado – afortunadamente de patrocinios- realizado en formato más grande de lo usual (media carta).
Relatos Borrachos es una de las más orientadoras y educativas propuestas teatrales sobre un complejo problema que afecta millones de personas y familias en todo el mundo: el alcoholismo, descrito exactamente como lo que es una enfermedad clínicamente tipificada.
Seis historias unidas distintas en tono al tema de la enfermedad referida, dispensadas con notas de humor y drama, fuerza en sus parlamentos.
La pieza teatral es una muestra de la versatilidad (sorprendente) de sus tres talentos, Beba Rojas, Juan Carlos Pichardo y María Angélica Ureña, al ofrecer un muestrario de las tonalidades interpretativas, desde la comicidad de sus escenas de humor, el stand Up realizado con entereza, y el drama, que alcanza momentos alfa en los cuales la Rojas termina llorando de verdad, Ureña evidenciando una audacia singular matizada por la frescura.
Técnicamente, Fidel López se luce recreando los espacios teatrales en base a piezas móviles que entran y salen a escena; el vestuario (Lucía Roque), que se pone y retira en instantes delante de público, para adecuarse a las historias y la iluminación.
La pieza, programada para cuatro funciones, alcanzó un total de nueve representaciones a petición del público y debería remontarse.
Lo que dice el autor
Enrique Salas, entrevistado en Houston, – donde estrenó la pieza este ano y vuelve a montarse en diciembre – , explicó su motivo para escribir esta obra:
“ Me gusta que el público se divierta, que la pasen bien, disfruten las actuaciones y se lleven un mensaje. El tema del alcohol y su consumo desmedido nos toca de cerca a todos y es nuestra responsabilidad tomar cartas en el asunto y hacer trabajo social con su prevención. Soy hijo de un padre alcohólico que ya falleció y viví esa dolorosa experiencia, pasé tres años asistiendo a Alcohólicos Anónimos en Venezuela y observé en primera fila a muchas personas que padecen esta enfermedad. Quise aportar algo, por lo que me inspiré a escribir Relatos Borrachos”. (1)
Ficha artística y técnica:
Título: Relatos Borrachos
Autor: Enrique Salas (Venezuela)
Sala de estreno: Sala Ravelo, Teatro Nacional
Dirección y Producción General: Ramón Santana
Co-Producción y RR.PP.: Madeleyn Velásquez
Escenografía: Fidel López
Iluminación: Ernesto López
Vestuario: Lucía Roque
Música original: Francisco Caamaño y Tronix Music
Maquillaje: MAC Cosmetics
Peinado: Cheito Foster
Asistencia de Dirección: Madison Diaz
Asistencia de producción: María José Peña, Luz Lockward y Wilson Alcántara.
Elenco: Beba Rojas, Juan Carlos Pichardo, María Angélica Ureña.