Ana Blanco
Creo que uno de los grandes problemas que tenemos hoy en día es que nos tomamos todo demasiado en serio. Se nos está olvidando la capacidad de reírnos hasta de nosotros mismos si es necesario.
Eso nos lleva a un estado de alerta constante en el que todo se transforma en una lucha, en un enfrentamiento en el que podemos perder la perspectiva de las cosas en aras de tener razón o de defender un argumento.
Vemos las redes llenas de opiniones de gente, sobre absolutamente todo, pero la gran mayoría cargados de personas ofendidas por absolutamente todo.
Ahora lo políticamente correcto se ha convertido en una tiranía en la que digas lo que digas te llega un grupo de gente que te ataca, aún sin entender o dar cabida a un diálogo respetuoso.
Y por eso digo que estamos perdiendo la capacidad de tomarnos la vida de una forma más sencilla, más ligera, ser capaces de reírnos de aquello que leemos con lo no estamos de acuerdo, pero que al final no supone un impacto real en nuestra vida, pero sí en nuestra salud mental.
Creo firmemente en quitar el poder a todo aquello que llega para quitarnos la paz, y hacerlo desde el humor, la risa y hasta la trivialización si es necesario es una herramienta en peligro de extinción.
Y no digo que no debamos opinar, transmitir y hasta argumentar nuestras posturas, pero si siempre lo hacemos desde un ánimo belicoso al final es a uno mismo que afecta y le mantiene con el cortisol disparado.
Reír es sano. Tomarse las cosas con calma, es sano. Ver el lado divertido de todo, es sano. Si somos capaces de llegar a este punto y sacar la defensa solo cuando es realmente necesaria, creo que todo sería definitivamente mucho mejor.
