En el curso del almuerzo ofrecido anteayer por los medios de comunicación del Grupo Corripio al embajador británico Steven Fisher y los directivos de la Cámara Británica de Comercio, se habló, entre otras cosas, del intercambio comercial entre aquella nación y la República Dominicana.
Salió a relucir un dato que me dejó atónito. Fue tal el impacto que me produjo, que lo verifiqué una y otra vez, siempre con el mismo resultado.
Según reveló el diplomático inglés, la República Dominicana importó en 2011 desde su país 617,000 cajas de whisky de distintas marcas, o sea que, partiendo de que cada caja trae doce botellas, estamos hablando de siete millones cuatrocientas mil botellas en un año. Dicho de otra manera, son más de 20,000 botellas diarias, si la aritmética no falla.
¿Quiere esto decir que los dominicanos nos bebemos 20,000 botellas de whisky cada día? ¿Somos tan borrachones? ¿O todo ese licor que llega aquí es luego contrabandeado hacia otro país? Ta raro eso.
¿Siente usted, acaso, ganas de reir o de llorar?