- Publicidad -

- Publicidad -

Reflexiones para Papá

Raphy D Oleo
📷 Raphy D Oleo, empresario artístico

Hay padres que son más papás que los propios engendradores biológicos. Por ejemplo, los abuelos o los padrastros: porque padre no es quien te engendra, sino quien te cría.

La ausencia del padre constituye el talón de Aquiles en la formación de los paradigmas conductuales de los hijos, especialmente de los varones, quienes crecen sin los referentes masculinos que marcan las diferencias de género y refuerzan los modelos de identidad. Esta carencia suele derivar en dificultades a la hora de abordar adecuadamente los casos de individuos provenientes de hogares “MAPA” (cuando la madre hace el rol de mamá y papá).

Algunas aristas de la educación familiar tradicional tienden a favorecer al padre sobre la madre. Sin embargo, al final, la vida ajusta sus cuentas.

a) Los hijos aceptan más fácilmente a un hombre en la vida de la madre que a una mujer en la vida del padre. Puede convivir el afecto entre padre y padrastro, pero no así entre madre y madrastra.
b) El recuerdo de una madre que parte antes de tiempo es constante y doloroso; el del padre tiende a ser más puntual, situacional y momentáneo.
c) Los hijos deseamos parecernos físicamente a la madre, pero conductualmente al padre. Somos reflejo espiritual de ella y reflejo conductual de él.
d) Mientras el orgullo del hijo hacia la madre nace de su abnegación y entrega, el orgullo hacia el padre se sustenta en su formación práctica: ejemplo de trabajo, proveedor económico, fortaleza para enfrentar la vida.
e) Con la madre, el cariño y el respeto suelen brotar de una ternura emocional; con el padre, muchas veces surgen como consecuencia del temor o la autoridad.

La naturaleza ha sido pródiga con la masculinidad al permitir que la madre sea la cuidadora del árbol caído y deshojado. Pero, irónicamente, ese mismo árbol —en las postrimerías de la vida— suele abandonar las ramas y el tronco que lo sostuvieron. Entonces llega el desquite: se activa la máxima ley metafísica de causa y efecto.

Las estadísticas no nos favorecen: hay más viudas que viudos. Y es que la vida, de algún modo, encuentra maneras de equilibrar las desigualdades existenciales.

Etiquetas

Artículos Relacionados

Lo sentimos, ningun texto coincide con tu Criteria.