Anteriormente, la Navidad se celebraba en familia y con amigos muy cercanos a nivel de intimidad, quedando algunas fotos de recuerdo de esas fiestas que luego miramos con cierta nostalgia.

Con la modernidad de las redes sociales, estas celebraciones se convierten en públicas, ya que todos se ven tentados a compartir su felicidad y festividad con el mundo, mostrando sus mejores sonrisas en poses que demuestran alegría y sus mejores rostros.

Eso está bien y lo comparto; sin embargo, también en estos días seamos reflexivos y compasivos. Hay tantos que no tienen algo de dinero para celebrar, otros que no tienen tranquilidad espiritual y/o emocional por diferentes motivos, algunos que aunque financieramente podrían celebrar, pero situaciones de salud no se lo permiten, trabajadores de todo tipo que no tienen tiempo porque están laborando en los días que los demás fiestean.

Seamos conscientes de esto y enviemos buenos pensamientos y energía para los que están imposibilitados para celebrar.

Si tenemos la posibilidad de apoyar o ayudar, hagámoslo con amor, contribuyendo con un saludo, una sonrisa, algo de dinero, alimentos, atención, escucha o con lo que se nos ocurra para hacer sentir a alguien en estos días.

Ya pasó la nochebuena, más, todavía quedan muchos días para hacer lo que no hemos hecho o continuar haciéndolo. Les invito a tener buena actitud con todos los que nos rodean o nos sirven de algún modo y recordemos que podemos en algún momento estar en esa situación que nos impide celebrar como la mayoría.
Tengan todos unos buenos días de Navidad junto a sus familiares.