«El 2020 fue un año terrible», es lo que se oye por doquier. Parecería que nos fusionamos con esa frase hasta el punto de que nuestro pensamiento se torna fóbico, tremendista, apocalíptico o catastrófico al escucharla.
Las frases literales muchas veces nos hacen olvidar el contexto que vivimos y obviar el bienestar que construimos.
El 2020 nos trajo incertidumbre, muertes, falta de ingresos y enfermedades; por otro lado, mientras eso ocurrió, se cumplía una extraña ley de compensación donde muchos resignificamos el amor por la familia, la importancia de la solidaridad, la emergencia del valor creativo para inventar algo nuevo, así como también aprendimos a desoír todos los mandatos mentirosos que nos convocaron durante años a vivir nuestras vidas en base a premisas falsas, entre ellas: 1) dar lo mejor a los que están fuera de nuestro entorno familiar 2) la excusa de «no tengo tiempo» cuando se trata de aportar espacios de calidad a los nuestros. 3) «el dinero todo lo resuelve».4) «no puedo estar en la casa». 5) «la buena vida es viajar o estar paseando todo el tiempo».
Es un autoengaño pensar que el 2021 será un mejor año que el 2020 solo porque no tendremos COVID gracias a la vacuna.
Los buenos años no los hacen la presencia o ausencia de alguna crisis o Pandemia. Los buenos años van de la mano de nuestra actitud ante la vida, entendiendo esta como nuestra capacidad de aceptación y afrontamiento responsable de los retos vitales, sean estos pandémicos o no.
Esta actitud que hace parecer a todos los años buenos se alimenta de ingredientes como los que menciono a continuación: 1)objetividad para entender el contexto que vivimos.2) sustituir la negación de los procesos difíciles que vivimos por la aceptación responsable de los mismos. 3) ver los eventos críticos y pandémicos como fuentes de aprendizaje y de fortaleza para nuestro carácter.4) desarrollar la capacidad de generar preguntas reflexivas, entre ellas: ¿que aprendizajes tuve como resultado de la crisis? ¿cuáles habilidades desarrolle que antes no tenía? ¿Cuales fortalezas comparti con mis seres queridos? ¿Que cualidad positiva percibí en mis seres más cercanos que en algún momento me hizo pensar de forma positiva? ¿Cuáles fortalezas que al entrar el 2020 no había desarrollado, ahora las tengo y se que serán de utilidad en el 2021?
El 2020 destruyó el frágil paradigma vanidoso en el que descansaba nuestra felicidad, y ahora nos desafía a crear uno nuevo basado en el amor a la vida, la prudencia, solidaridad, humildad, la salud, la responsabilidad y el trabajo.
Que La Paz, dicha y felicidad derramen bendiciones para el año entrante y que la buena actitud ante la vida, a su familia y usted les permita seguir adelante¡ son los deseos de Luis Vergés.
**Por Luis Vergés