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Redes sociales impactan salud mental de niños

Aumento en los casos de ansiedad, inseguridad corporal, miedo al rechazo y necesidad de aprobación externa. Padres. Deben conversar con hijos sobre lo que consumen.

Cuidar la salud mental de los hijos  es sembrar generaciones más libres,  críticas y  auténticas.
📷 Cuidar la salud mental de los hijos es sembrar generaciones más libres, críticas y auténticas.

En República Dominicana, niños y adolescentes están creciendo frente a una pantalla y, lo que parece un simple entretenimiento en redes sociales, videojuegos o plataformas como TikTok, Instagram y YouTube, se ha convertido en una dependencia emocional que afecta su autoestima, capacidad de concentración y salud mental.

Uno de los efectos más visibles es la distorsión de la autoestima: los “likes” y seguidores se transforman en indicadores de valor propio, generando frustración y comparación con estándares irreales de belleza y éxito.

A esto se suma la hiperestimulación digital, que reduce la capacidad de atención, aumenta la necesidad de gratificación inmediata y afecta el rendimiento académico. Además, la exposición constante a retos virales, discursos de odio o sexualización temprana puede modificar la conducta y debilitar el juicio crítico en una etapa crucial de formación personal.

Desde la consulta psicológica, observamos un aumento en los casos de ansiedad social, inseguridad corporal, miedo al rechazo y necesidad constante de aprobación externa. La búsqueda de la “foto perfecta” o del video viral genera frustración, baja autoestima y, en muchos casos, cuadros de tristeza o aislamiento.

Sobrecarga sensorial
Otro efecto importante es la sobrecarga sensorial. El bombardeo constante de estímulos visuales, sonoros y emocionales afecta el sistema atencional. Muchos adolescentes muestran dificultades para mantener la concentración en clase, poca tolerancia al aburrimiento y necesidad de gratificación inmediata.

Esto incide directamente en su rendimiento académico y en su capacidad para resolver problemas complejos.

Estudios internacionales han asociado el uso prolongado de redes con síntomas similares a los del trastorno por déficit de atención (TDAH), aunque no todos los casos constituyen un diagnóstico clínico.

En la etapa evolutiva donde la identidad aún se está formando, el contenido digital tiene un poder formador -o deformador- enorme. Si no se acompaña de una guía adulta, puede marcar la personalidad y el comportamiento a largo plazo.

La solución no es demonizar la tecnología, sino educar en su uso saludable. Las redes sociales no son malas en sí mismas, pero requieren mediación, donde los padres además de controlar el tiempo de pantalla, deben conversar con ellos sobre lo que consumen, explicarles lo que hay detrás de ciertos contenidos, ayudándolos a desarrollar pensamiento crítico.

Asimismo, los centros educativos deben incorporar educación digital y emocional en sus programas. Enseñar a los estudiantes a identificar manipulación mediática, fomentar el autocuidado, promover el respeto en línea y prevenir el ciberacoso debe ser parte del currículo.
Recomendaciones

  • Establecer límites de tiempo frente a pantallas, especialmente antes de dormir.
  • No usar dispositivos electrónicos como premio o castigo.
  • Promover actividades al aire libre, hobbies sin conexión y tiempo familiar.
  • Enseñar a seguir cuentas que aporten valor, inspiración y aprendizaje.
  • Hablar abiertamente de autoestima, cuerpo, emociones y redes sociales.
  • Modelar un buen uso digital desde el ejemplo de los adultos.
    La tecnología llegó para quedarse, y no es negativa, con educación puede ser una herramienta poderosa de aprendizaje, creatividad y conexión.

Experta

— Psicóloga clínica
La autora es psicóloga clínica, terapeuta familiar, terapeuta Sexual y de pareja, y CEO del Centro Calma Alma.

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Andrea Belen

Psicóloga Clínica, Terapeuta Familiar Sistemática y Terapeuta Sexual y de Pareja, Directora del Centro Calma Alma

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