
Rochester, Minnesota.– El cáncer de páncreas, ubicado detrás del estómago, es una de las enfermedades más difíciles de detectar de forma temprana, ya que sus síntomas suelen aparecer cuando ya se ha diseminado, complicando el tratamiento.
Ante este reto, la cirugía mínimamente invasiva se presenta como una alternativa que reduce el dolor, acorta el tiempo de hospitalización y acelera la recuperación.
El procedimiento de Whipple, una intervención compleja que extirpa la cabeza del páncreas, puede realizarse de manera abierta, laparoscópica o robótica.
El doctor Michael Kendrick, cirujano hepatobiliar y pancreático de Mayo Clinic, es especialista en la modalidad laparoscópica, la cual utiliza pequeñas incisiones, una cámara e instrumentos especiales para operar desde el interior de la cavidad abdominal.
“En esta etapa, la cirugía es el único tratamiento que puede ofrecer cura. El enfoque laparoscópico termina siendo mucho menos agotador para el cuerpo que la cirugía abierta, con menos dolor, menos pérdida de sangre y una recuperación más rápida”, afirma el doctor Kendrick.
En muchos casos, los pacientes con cáncer de páncreas deben someterse primero a quimioterapia y radiación, lo que permite abordar el tumor con técnicas menos agresivas. Tras la operación, en lugar de una gran cicatriz, el paciente presenta pequeñas incisiones, lo que disminuye el impacto físico y emocional del procedimiento.
Mayo Clinic es uno de los pocos centros médicos en el mundo que ofrece el procedimiento de Whipple laparoscópico mínimamente invasivo.
Kendrick recomienda a los pacientes informarse sobre las opciones de tratamiento y considerar una segunda opinión para garantizar la mejor decisión clínica.
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