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Real poder

En este delicado momento en que, tras cinco y pico de años como jefe del Estado, Luis Abinader luce más afectado por una popularidad decreciente, escándalos de corrupción y acoso de la oposición, paradójicamente debería estar en la cúspide de su presidencia.

Controla el Congreso y la Justicia (que por independiente aplica lawfare a los encartados del Gobierno anterior y tímida lentitud a denuncias actuales). Pese al hiato económico, las perspectivas alientan la esperanza de volver al crecimiento del 5 % anual.

Reservas en dólares bastantes, precios del oro en casi US$4,000 la onza, turismo creciente, autosuficiencia alimentaria, prestigio internacional y otras bondades, son todos indicios de fortaleza, no debilidad.

Sin embargo, los problemas que más agobian al pueblo, apagones incesantes, caos del tránsito, deficiencias en seguridad y educación, los haitianos y su crisis desparramada, lejos de ser insolubles ofrecen oportunidades para crecerse y dejar un legado significativo.

Hasta la imprescindible reforma fiscal, de aspectos técnicos indigeribles por el pueblo llano cuya intuición es empero aguda, se presenta como realizable si le echan ganas.

La imposibilidad de un tercer período para Luis, aunque Leonel aspira a un cuarto, hace del actual presidente el gobernante más poderoso en muchas décadas, pues no necesita satisfacer urgencias clientelistas ni ser un chapulín populista.

La mejor ayuda para que su PRM preserve el poder es sacudirse, procurar hechos y no tendencias mediáticas o espumas insustanciales, para valientemente emprender los cambios fundamentales que prometió. Luis es demasiado bueno para terminar como algunos presidentes aborrecidos.

A diferencia de esos mal recordados fracasos, Abinader posee enormes reservas de buena voluntad popular, aunque medio resentida, y real poder para hacer mucho bien al país. ¡Dios lo ilumine!

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José Báez Guerrero

Abogado, periodista y escritor dominicano.

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