
Además de la claridad y la objetividad en los enfoques periodísticos de nuestra cotidianidad, es preciso puntualizar que sus responsables deben poseer como atributos la sobriedad y el respeto al público, requisitos esenciales, a nuestro juicio, para que el común de las personas pueda hacerse una idea de la real realidad que vivimos, los caminos a seguir y las decisiones a tomar en un entorno que solo en muy contadas ocasiones es tan transparente y objetivo como se quisiera.
Siempre hay nubes grises.
Porque lo cierto es que esa realidad, a cualquier nivel que se aprecie, es compleja, difícil, con sobrada frecuencia incomprensible en todas sus proyecciones y manifestaciones, casi siempre desbordada de intereses y percepciones particulares tal y como lo advertía el pensador español Jacinto Benavente en las enseñanzas vertidas en su obra teatral “Los intereses creados”.
Nuestra cotidianidad, como seres humanos que viven en sociedad, con sobrada frecuencia se nos presenta plagada de percepciones en apariencia objetivas y supuestamente encaminadas a fomentar el bien colectivo. Palabras hermosas que, solo en muy raras ocasiones, se inspiran en lo que bien se denomina como la auténtica y real realidad.
Con frecuencia uno descubre esa presencia sutil de los intereses personales que, muchas veces, se nos presentan como vitales para el interés colectivo. Por tales razones, cuando ciertas declaraciones cuenten en principio con nuestra simpatía, conviene someterlas, como nos aconsejaba el poeta y comunicador de excepción Freddy Gatón Arce, evaluar o considerar a cuáles intereses les eran favorables tales puntos de vista. “La objetividad por encima de todo y siempre en orden a los más caros intereses colectivos”, nos aconsejaba una y otra vez.
Leer de manera reflexiva los medios que la sociedad pone a nuestro alcance es una tarea tan agotadora como pocos imaginan.
Cuando se aproxima el fin de semana y debemos disponer de las contadas palabras que se nos permiten para elaborar esta columna, lo más probable es que concluyamos ese ejercicio con un severo agotamiento. Bienvenido sea, por supuesto. Las gracias a Dios y a Pepín Corripio, y a todo el equipo de apoyo.
El mundo de la información se nos figura infinito: “Llegan los pasaportes electrónicos al país” (Listín). “Gobierno abre licitación de 10 cárceles por más de 7,541 millones” (ibidem). “Lanzan observatorio de sostenibilidad y desarrollo regional” (Listín). “La inversión pública a septiembre 2025 suma 50 mil 457.1 millones”. Las noticias ingratas nunca dejan de estar presentes.
“Matan a mujer tras cobrar un alquiler”. “Detenido en San Pedro de Macorís violador en España que grabo joven” (Diario Libre). Tantas informaciones de toda naturaleza que es como para sentirse abrumado.
“El ingenio Porvenir sustituye mano de obra haitiana por cosechadora” (Diario Libre). “RD traza una hoja de ruta para la seguridad hídrica”. “Usuarios del servicio eléctrico muestran decepción”. “Abinader volverá a la ONU con el tema de la crisis haitiana”. Raquel Peña nos sorprende con una noticia positiva cuando declara que “el empleo en jóvenes creció un 45 por ciento”.
El editorial del Listín del 20 de septiembre también nos resulta edificante: “El observatorio del nordeste, un faro para el desarrollo”. Así vamos. Un país pequeño, pero con una diversidad increíble a todos los niveles. Eso cuanto se refleja en las noticias diversas y siempre abundantes de la cotidianidad.