
SANTO DOMINGO.-Con el paso de los años la sociedad dominicana ha conquistado logros en aplicación de leyes y objetivos claros sobre los derechos de las personas con discapacidad, en virtud de la protección de los derechos humanos, sin distinción de ninguna índole.
Un ejemplo claro de ello es la Ley 43-23, que declara la lengua de señas como lengua natural para las personas sordas, cuyo objetivo fundamental es reconocer su uso e inclusión, como mecanismo oficial de comunicación de las personas sordas en el país.
Para Rhina Santelises, directora de la Escuela de Idiomas de la Universidad APEC, aún se debe profundizar en los esfuerzos institucionales que garanticen una educación accesible y respetuosa de los derechos lingüísticos y culturales de la comunidad sorda, destacando que la lengua de señas constituye su identidad lingüística y cultural, por lo que, conocerla y promoverla resulta esencial para impulsar acciones que favorezcan el crecimiento y desarrollo de esta comunidad.
Además, su reconocimiento efectivo es decisivo para avanzar en el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
Hace falta más
Asegura que hemos avanzado, pues “la promulgación de la ley es un logro, un paso muy significativo, un avance legal concreto.
Pero, aún no se está cumpliendo a cabalidad. Es una ley relativamente nueva, con desafíos importantes, especialmente desde la perspectiva de responsabilidad social. Por ejemplo, la ley establece que el Estado apoyará actividades de investigación, enseñanza y difusión, integración de intérpretes y guías intérpretes.
Pero, para esto se requieren recursos, capacitación y logística”. La experta cree necesario fomentar el aprendizaje de la lengua de señas y lengua escrita para un mejor desarrollo académico y social. Explica que integrar a las personas con discapacidad auditiva en la sociedad conlleva el que sean tratadas en igualdad de condiciones, reconociendo sus derechos fundamentales.
“Esto implica hacer las adaptaciones necesarias en los diferentes sistemas. Por ejemplo, el acceso adecuado a la educación conlleva que las instituciones formadoras tengamos el compromiso de garantizar que los programas educativos incluyan acomodaciones en los programas de estudio que permita el desarrollo adecuado de las personas con discapacidad auditiva, tales como: evaluaciones diferentes, materiales accesibles, personal y docentes capacitados”, apunta.
¿Cómo integrarlos?
— En la sociedad
Dijo que existen múltiples acciones que favorecen su integración en la sociedad, como: campañas de concienciación; formación de profesionales de diferentes áreas, disponibilidad de intérpretes de lengua de señas en espacios públicos y programas de empleo inclusivo.
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Erika Rodríguez
Periodista, ganadora del Premio Nacional de Periodismo Turístico Epifanio Lantigua en la categoría Gastronomía y Turismo.