París.- El presidente cubano, Raúl Castro, cerró hoy su histórica visita de Estado a Francia con varias reuniones con las más altas instituciones galas, en las que se reforzó el papel de la “diplomacia económica” para promover el aperturismo de la isla.
Tras haber recibido el respaldo contundente del presidente francés, François Hollande, contra el embargo estadounidense, Castro se entrevistó hoy con el primer ministro, Manuel Valls, y con la alcaldesa de París, Anne Hidalgo, que le dispensaron calurosas bienvenidas y que conversaron con él en español.
“Francia siempre ha estado convencida de que, pese a todas las tensiones internacionales que hayan podido existir, había la necesidad de levantar el embargo”, señaló Hollande el lunes tras recibir al cubano en el Elíseo.
Aunque no trascendió el contenido de sus quince minutos de diálogo con Valls, Castro fue recibido con sonrisas y un “por aquí, presidente” por el primer ministro de origen español, bajo una intensa lluvia en el patio del Palacio de Matignon, sede de la jefatura de Gobierno.
Previamente, Hidalgo había recibido al líder cubano en el Ayuntamiento de París, con quien impulsó la cooperación cultural y urbanística entre La Habana y la capital francesa.
La alcaldesa puso a disposición de Castro la experiencia acumulada en la conservación del patrimonio de París para restaurar los bienes de La Habana en proceso de deterioro, informaron a Efe fuentes municipales.
Por su parte, el líder cubano rememoró con Hidalgo su primera visita a la capital francesa y las anécdotas de aquel viaje de juventud. También abordó la cuestión del reducido número de mujeres que gobiernan en las grandes ciudades.
Previamente, Castro se había reunido con los presidentes de la Asamblea Nacional, Claude Bartolone, y del Senado, Gerard Larcher, y terminó su viaje con un recorrido por el museo del Hombre, que recientemente reabrió sus puertas.
Pese a que Castro no estuvo presente, un momento importante de la visita se vivió en la sede de la patronal francesa (Medef), donde los empresarios galos dieron la bienvenida a una delegación cubana integrada entre otros por el vicepresidente, Ricardo Cabrisas, y el ministro de Comercio Exterior, Rodrigo Malmierca.
“No tenemos intención de que los empresarios de Estados Unidos desplacen a los de otros países que han estado durante todo este tiempo trabajando con nosotros con éxito”, señaló Malmierca.
Tras reconocer que la voluntad de las autoridades cubanas es “diversificar sus relaciones económicas”, el ministro insistió en que para su país es importante no depender de un solo socio comercial, como ya ha sucedido a la largo de su historia con España, Estados Unidos o la extinta Unión Soviética.
Cabrisas puso de relieve la importancia de la inversión turística para la economía cubana e instó a las compañías francesas a acompañar a la isla en este desarrollo.
Entre los acuerdos suscritos el lunes en el Elíseo por los dos países figuran diferentes pactos en campos como la economía, el turismo, el comercio justo, el transporte ferroviario o la ayuda al desarrollo, que se espera que refuercen la débil cifra de 180 millones de euros en intercambios comerciales registrada el año pasado.
El viaje del líder cubano se ha seguido con cierto interés en Francia, aunque no ha despertado grandes reacciones por parte de organizaciones de defensa de los derechos humanos.
Reporteros Sin Fronteras (RSF) se preguntó en un comunicado si “Hollande sería capaz de mirar a los ojos a Castro” y exhortó al presidente francés a afrontar la “desastrosa situación de la prensa independiente” en Cuba.
Sin embargo, la polémica visita solo unos días antes del presidente iraní, Hasán Rohaní, atrajo más los focos y las críticas de las ONG.