Madrid.- “Necesito reinventarme todos los años”, asegura Raphael, y por eso regresa con “ReSinphónico”, un disco donde sus “joyas de la corona” han sido grabadas en los estudios de Abbey Road con una orquesta sinfónica y música electrónica, de forma que temas como “Mi gran noche” se han “elevado a las alturas».
“Para mí este disco es un regalo y una necesidad, soy un artista que necesita reinventarse todos los años, me aburro mucho si estoy dos años haciendo las mismas cosas, y me lo pide el cuerpo”, cuenta a Efe el artista con motivo del lanzamiento, mañana, de este nuevo trabajo en el que ha contado con Lucas Vidal como productor y arreglista.
Innovar sí, pero cambiar no, porque la palabra “cambio” le “asusta»- “Lo que me gusta es evolucionar. He nacido con una personalidad que no estoy dispuesto a cambiar, pero sí que esa personalidad evolucione y esté con los tiempos, que esté con los jóvenes”, afirma Raphael (Linares, 1943).
Por eso este trabajo (Universal) lo ha realizado codo con codo con Lucas Vidal, conocido principalmente por sus composiciones para películas como “Nadie quiere la noche” y “Palmeras en la nieve”, por las que obtuvo dos Goyas -a mejor banda sonora y a mejor canción-.
Vidal es el artífice de “entender” la idea que tenía de introducir la electrónica en sus clásicos y mezclarla con el “empaque tremendo” de la música sinfónica, algo que ya probó en 2015 cuando publicó “Sinphónico”, donde envolvió a sus clásicos con la música de una orquesta sinfónica.
Conseguido este nuevo compañero de viaje, los estudios británicos de Abbey Road han sido el escenario donde se han hecho realidad estas nuevas versiones de temas como “Inmensidad”, “Los hombres lloran también” o “Promesas».
“El sonido de Abbey Road se nota, pero sobre todo es la primera vez que se combina la música sinfónica con la electrónica y es una pasada. La música sinfónica tiene un empaque tremendo, es una cosa grandiosa, pero cuando aparece la música electrónica se eleva a las alturas, le da una inyección de poderío tremenda”, describe sobre la evolución de los 13 de sus clásicos incluidos en “ReSinphónico». Así, opina que “Mi gran noche” dejará “muerta” a la gente porque “no tiene nada que ver” con la grabación original de este tema.
“La música electrónica está por el medio y es de una grandeza impresionante”, asegura. Metido ya en la preparación de su siguiente disco, con el que también volverá a los estudios de Abbey Road, según avanzó hoy, tiene claro que con este trabajo vuelve a demostrar que en su vida siempre ha hecho lo que ha “querido».
Por eso, “de mayor”, afirma entre risas, le gustaría volver a ser Raphael- “No cambiaría nada, bueno, querría ser un poquito más alto, no mucho, solo 4 centímetros más».
Y mañana, no solo será el día del lanzamiento del disco, sino el reencuentro tras 15 años (desde que fue trasplantado de hígado) con sus seguidores en una firma de discos en Madrid.
“No lo he hecho por el jaleo que es, así que mañana, como soy un chico valiente, me vuelvo a enfrentar al jaleo. Es como reencontrarme con una nueva novia”, confiesa.
Seguidores entre los que no solo están los de toda la vida, porque Raphael sabe que hay una gran parte que ha “aparecido por primera vez».
Se refiere a esos jóvenes a los que desde hace años arrastra a teatros, palacios de congresos, estadios o festivales. Un nuevo público que supone “más de la mitad” del aforo de sus conciertos, pero que, según avisa, con este trabajo no le verán en ningún festival que se celebre en agosto, porque es el mes que se toma de vacaciones.
Ni eso, ni tampoco lo verán bailar con movimientos de la música electrónica, porque considera que a estas alturas no tiene “por qué aprender».
“En este caso yo soy como un James Bond al que se le caen todos los aviones a su alrededor pero a él no le pasa nada”, concluye este artista siempre en continúa evolución, como vuelve a demostrar con “ReSinphónico».