El príncipe Felipe, fallecido el viernes a los 99 años, tuvo un mentor que le ayudó a forjar su forma de ser: Kurt Hahn.
El educador era un judío alemán que se opuso y huyó de los nazis para luego convertirse en un guía en la educación del duque de Edimburgo, cuya influencia se ve por todas partes, aunque no se le nombre.
Hahn jugó un papel decisivo en la creación del programa de premios Duque de Edimburgo, que ha llevado a millones de jóvenes de 14 a 24 años a la aventura al aire libre y al servicio comunitario.
Estableció Gordounstoun, la escuela privada en Escocia que ha educado a varios miembros de la familia real, e inspiró la creación de docenas de escuelas más en todo el mundo.
En un discurso, Hahn dijo una vez que la libertad y la disciplina «no eran enemigas».
«Hay más en ti de lo que crees», fue el lema que utilizó Kurt Hahn durante su larga y activa vida.
Abogó por el aprendizaje «experiencial»: poner a los jóvenes en situaciones que los desafíen mental y físicamente. Dijo que quería evitar la erosión de la «espiritualidad inherente» de los niños.
«Si le echas un vistazo a los chicos de cualquier colegio público o secundaria, los encuentras hasta los 13 años llenos de curiosidad, corteses, animados por la alegría y el buen humor», decía.
«Entonces llegan a la edad incómoda. A menudo pierden su frescura y su encanto, a veces para siempre«.
Hahn diagnosticó seis males sociales:
- falta de aptitud física
- declive de la iniciativa y el propósito
- declive de la imaginación
- declive de la artesanía
- declive de la destreza
- declive de la compasión.
Para combatirlos, desarrolló un programa para desarrollar la «independencia moral», el bienestar físico y la capacidad de distinguir entre el bien y el mal.
Sus principios
Nacido en Alemania en 1886, Hahn sufrió una severa insolación en 1904 y tuvieron que extirparle el hueso occipital en la parte posterior del cráneo. Durante toda su vida evitó la luz del sol y usó un sombrero de ala ancha cuando estaba al aire libre, lo que le daba un aire de excentricidad.
Cofundó la Schule Schloss (escuela del castillo) para niños en Salem, en el estado alemán de Baden-Wurttemberg, en 1920.
Los alumnos tenían que salir a correr antes del desayuno, tomar leche a la hora de comer, hacer 45 minutos de atletismo durante sus clases a media mañana y, después del almuerzo, recostarse boca arriba durante 45 minutos mientras un maestro o un alumno mayor les leía en voz alta.
También ayudaban al mantenimiento de la escuela.
Los sábados, los chicos formaban «gremios» de exploradores, agricultores y artistas, que, según Hahn, les daban un «brillo» a los ojos.
El príncipe Felipe, que había sido exiliado de Grecia después de una revolución cuando era bebé, llegó a Schloss en el otoño de 1933, con 12 años.
Fue un mal momento para Hahn. En agosto de 1932, cinco meses antes de convertirse en canciller de Alemania, Hitler había perdonado el asesinato de un comunista por militares nazis.
Consternado, Hahn había escrito una carta a los chicos mayores de Salem, diciéndoles que ignoraran a Hitler o rompieran relaciones con la escuela:
«Alemania está en juego, su civilización cristiana, su reputación, su honor militar», escribió.
En marzo de 1933, Hahn fue una de las muchas personas arrestadas arbitrariamente tras la quema del Reichstag (parlamento). Se le permitió salir de Alemania en julio, después de la intervención del entonces primer ministro británico, Ramsay MacDonald.
El primer acercamiento del príncipe
Al año siguiente, fundó la escuela Gordonstoun y se hizo cargo de una casa señorial en Morayshire, Escocia, un área donde había pasado un tiempo mientras estudiaba en Oxford antes de la Primera Guerra Mundial.
La estableció de forma similar a la Schule Schloss.
Uno de sus primeros alumnos fue el príncipe Felipe, que se había trasladado a Reino Unido desde Alemania.
En Gordonstoun, los chicos se levantaban a las 06:30 para darse una ducha fría y correr, en un horario muy parecido al de Alemania.
A las 21:15 había un cuarto de hora de silencio para permitir al alumno «recoger la cosecha de sus múltiples experiencias» antes de que se apagaran las luces.
«Después de una infancia muy difícil, Gordonstoun le proporcionó al príncipe Felipe una sensación de estabilidad muy necesaria«, dice Philip Eade, autor de ‘El joven príncipe Felipe'».
«La espartana filosofía educativa de Hahn impresionó al joven príncipe, que la mantuvo durante toda su vida y sin duda lo ayudó en muchos aspectos como el consorte con más años de servicio en la historia británica», agrega.
En Gordonstoun se hizo mucho hincapié en el aprendizaje de la náutica, ya que fomentaba el trabajo en equipo. Después pasaban al rescate de montaña y marino, actividades que Hahn pensó que inculcarían en los jóvenes una compasión por los demás.
Las críticas y defensas
Varios formadores de opinión de la década de 1930 quedaron impresionados por las ideas y la fuerza de la personalidad de Hahn, incluido el arzobispo de York y el novelista John Buchan.
Pero a WB Curry, el director de la escuela Dartington Hall, en Devon, le preocupaba que sus ideas fueran «incompatibles con una verdadera civilización liberal» y que fueran «producto de un alma alemana torturada».
«También insisto en que su psicología tiene muchas más raíces en su propia naturaleza emocional que en la naturaleza de otros seres humanos», dijo.
Algunos alumnos se quejaron después de que el régimen de Gordonstoun era demasiado severo y que abundaba el acoso.
El príncipe Carlos, que asistió en la década de 1960, supuestamente lo llamó «Colditz con faldas escocesas» (en referencia a un campo de prisioneros británicos en Alemania en la SGM), mientras que el escritor William Boyd comparó estar allí con la «esclavitud penal».
«Claramente no es adecuado para todos, como lo demostró el miserable tiempo del príncipe Carlos en Gordonstoun», apunta Eade.
Pero Daniel Emery, alumno de 1985 a 1989, dice que disfrutó de su tiempo allí: «Hay más en la vida que los simples logros académicos», indica. «Es importante, por supuesto, pero Gordonstoun te daba entusiasmo por la vida«.
El premio del duque
Después de fundar Gordonstoun, Hahn se dedicó a difundir su filosofía más allá de las escuelas públicas.
En 1937 inició el programa Moray Badge, que permitía a los niños y jóvenes realizar entrenamiento físico, participar en expediciones y completar un proyecto para ganar un premio. Quería extender esto a todo el país, pero faltaban los recursos.
En 1941, fundó la Outward Bound School en Aberdovey, Gales, y siguiendo la misma línea, estableció la Outward Bound Trust de mayor alcance en 1946.
Y en 1956 comenzó el plan de premios del duque de Edimburgo.
Desde entonces los participantes pueden ganar premios de bronce, plata y oro, a cambio de ser voluntarios para el servicio comunitario, aprender actividades y habilidades físicas y realizar una expedición, como una caminata por la montaña o un viaje en barco.
Los premios Duque de Edimburgo se ofrecen en más de 140 países y territorios. Casi 3 millones han participado en Reino Unido.
«La buena voluntad entre naciones»
Otro aspecto del pensamiento de Hahn fue el internacionalismo.
«Nada más que la buena voluntad entre naciones y los cursos pueden salvar a esta generación de guerras y revoluciones», dijo en un discurso en 1936. «Y la educación puede ayudar a construir este cimiento de buena voluntad como base de la sociedad futura».
Hahn murió en 1974. En 1986, el duque de Edimburgo cofundó el Kurt Hahn Trust.
«Era un hombre increíblemente enérgico», recuerda Nicola Padfield, maestra del Colegio Fitzwilliam, Cambridge.
«Estaba realmente comprometido. Gran parte del pensamiento detrás del fideicomiso era hacer que la gente de diferentes países tuviera voz. Es un mensaje fantástico y todavía es apropiado hoy».
En 2007, el libro Leadership the Outward Bound Way describió su filosofía como «una combinación única de dos tradiciones: la forma grecorromana de tenacidad, desafío físico, coraje y perseverancia, y la judeocristiana de la compasión, el autosacrificio, el amor y la tolerancia».
Hahn, a diferencia de otros innovadores educativos de principios del siglo XX, como la italiana Maria Montessori y el austriaco Rudolf Steiner, no afirmó que sus ideas fueran originales.
Decía que había elegido elementos útiles de las obras de figuras como Platón y el maestro Thomas Arnold, del siglo XIX.
Desde la década de 1960, la organización Round Square, con 150 escuelas miembros en todo el mundo, ha promovido la filosofía experiencial de Hahn.
Y el entusiasmo de su alumno más conocido no era menos, más de siete décadas después de dejar Gordonstoun.
«Estabas destinado a sufrir», bromeó el príncipe Felipe mientras entregaba los premios de oro Duque de Edimburgo en una ceremonia en 2013.
«Es bueno para el alma».