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¿Quién es Victoria Villarruel? La vicepresidenta argentina que enfrenta a Milei

Victoria Villarreal-Argentina
📷 Victoria Villarruel vicepresidenta de Argentina.

Quién es Victoria Villarruel, la vicepresidenta de Argentina enfrentada con Javier Milei (y a la que el presidente ni siquiera saluda)

De la cercanía a la frialdad y, finalmente, la ruptura.

Así ha evolucionado la relación entre el presidente argentino Javier Milei, y su vicepresidenta, Victoria Villarruel, que estalló públicamente los pasados días.

Las primeras desavenencias públicas comenzaron el año pasado y fueron expresadas desde el entorno del presidente. Pero el 25 de mayo de este año el distanciamiento del mismo Milei con su vice quedó retratado cuando -en la celebración de la Revolución de Mayo en la Catedral de Buenos Aires– el mandatario le negó el saludo a Villaruel.

Ahora, por primera vez, la vicepresidenta ha respondido a través de sus redes sociales.

La crisis se desató tras una sesión en el Senado en la que se aprobaron leyes impulsadas por la oposición, como un aumento de las pensiones y subsidios por discapacidad, que según el gobierno comprometen el equilibrio fiscal.

Sin nombrarla directamente, Milei la llamó «traidora» en redes sociales por permitir, como presidenta de la Cámara Alta, que la sesión tuviera lugar.

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Villarruel, esta vez, no se quedó callada, y sugirió que el presidente se comporte «como un adulto».

Respondiendo no directamente al mandatario sino a tuiteros adeptos a Milei, la vicepresidenta incluso cuestionó que el presidente gaste «en viajes» y en la SIDE (la agencia de inteligencia) antes que en ayudas sociales.

Aunque llegaron juntos al poder en diciembre de 2023, Milei y Villarruel representan sectores distintos dentro de la derecha argentina: él, un economista libertario con un discurso antisistema; ella, una abogada conservadora, nacionalista, tradicionalista católica y vinculada al ámbito militar.

Al igual que Milei, su vicepresidenta es relativamente nueva en la política, donde llegó como diputada en 2021 tras años como líder activista defensora de víctimas de la violencia de grupos armados de izquierda de los años 70.

Su entorno familiar, marcado por militares, y su incisiva oratoria forjaron esta figura política que reclama un espacio propio más allá de Milei.

Activista criada entre militares

Victoria Villarruel, de 50 años, se crio en una familia de Buenos Aires estrechamente vinculada a las Fuerzas Armadas, lo que marcó profundamente su visión del país y su trayectoria.

Su padre, Eduardo Villarruel, fue un oficial del Ejército argentino especializado en acción psicológica y geolocalización, y su abuelo, el contralmirante Lauro Hedelvio, uno de los más importantes historiadores de la Marina.

«Ella crece en un ambiente en el que su padre tiene un ascenso en su carrera antes y durante la dictadura (1976-83). Y cuando llega la democracia, todo empieza a irle mal a la familia», explica a BBC Mundo la periodista y escritora Emilia Delfino, autora del libro La Generala, una biografía no autorizada sobre la vicepresidenta.

La biografía escrita por Emilia Delfino revela algunas facetas poco conocidas de la vicepresidenta.

Eduardo Villarruel se negó a jurar la Constitución durante el gobierno democrático de Raúl Alfonsín (1983-89), lo que le acarreó sanciones y lo enfrentó con la cúpula del Ejército.

«Me parece que esa frustración, ese resentimiento… y sobre todo esa sensación de ser un perdedor todo el tiempo de su padre -que para ella es un héroe, no un perdedor- influyó muchísimo», afirma la autora.

Tras obtener la licenciatura de abogada en la Universidad de Buenos Aires, Victoria Villarruel amplió su perfil con un curso en seguridad y combate al terrorismo en Estados Unidos.

Su salto a la vida pública se dio en los años 2000 con la fundación del CELTYV (Centro de Estudios Legales sobre el Terrorismo y sus Víctimas), una ONG que promovía el reconocimiento de las víctimas civiles de las organizaciones armadas de izquierda de los años 70, como Montoneros y el ERP.

Con el CELTYV, Villarruel fue pionera en defender a las víctimas de guerrillas -en contraposición a los desaparecidos de la dictadura- lo que le permitió «entrar al debate público al forzar la reapertura de las causas planteando que esos delitos no están prescritos, sino que también son delitos de lesa humanidad».

Diversas organizaciones de derechos humanos la han acusado de revisionismo de ese proceso histórico y de mantener vínculos con defensores de la dictadura militar que perpetró miles de muertes, así como torturas y otros abusos.

Villarruel ha negado esos señalamientos y sostiene que su lucha es por «los derechos de las víctimas civiles del terrorismo» al considerar que estas han sido históricamente ignoradas.

Su escalada política

Villarruel irrumpió en la política en 2021 de la mano de La Libertad Avanza, el partido que lidera el presidente y su hermana Karina.

La autora de «La generala» atribuye su incorporación al partido a las recomendaciones de sectores nacionalistas conservadores que buscaban sumar peso ideológico y territorial al proyecto libertario de Javier Milei.

«Él ya representaba a los liberales libertarios. Necesitaba sumar al otro sector de la derecha, el conservador, el no liberal, el que se considera nacionalista, el católico. Y de esa forma aglutinar mejor el voto de la derecha y poder ganar más peso en las elecciones de 2021, que eran elecciones legislativas», explica.

Y destaca que, durante los dos años que Milei y Villarruel compartieron como diputados, la relación entre ambos fue cercana e «incluso había cariño personal».

Sin embargo, esa sintonía empezó a desmoronarse en la campaña presidencial de 2023.

Una de las claves del distanciamiento fue la distante relación de Villarruel con Karina Milei, figura central en la organización política del oficialismo a quien la primera «siempre trató de evitar», afirma la periodista.

Delfino asegura que Victoria Villarruel y Karina Milei nunca se llevaron bien, lo que cerró muchas puertas a la vicepresidenta.

«Siempre hubo mucha desconfianza de parte de Karina hacia Victoria, y mucha subestimación de parte de Victoria hacia Karina. La relación nunca fue buena, y nunca tampoco intentaron que lo fuera».

La falta de conexión con la influyente hermana del presidente excluyó a Villarruel del círculo de decisiones estratégicas, por lo que intentó construir su propio espacio.

«Llevó a un acto banderas con una ‘V’ de Victoria, y eso cayó muy mal porque en La Libertad Avanza no hay lugar para otra cosa que no sea Milei, el león», relata Delfino.

Y destaca que la vicepresidenta comenzó a ocupar espacios que el presidente dejaba vacíos.

«Milei falta a un acto patrio en una provincia, y ella va atrás y ocupa ese lugar. Milei no negocia con los gobernadores, y ella va y se reúne con los gobernadores. Milei no quiere negociar con nadie de la oposición, y ella va y dialoga con la oposición. Ella suple esas ausencias y así busca fortalecerse», indica.

Así, el distanciamiento entre Milei y Villarruel fue agravándose hasta que el reciente cruce de descalificaciones certificó públicamente la ruptura.

«Parece difícil que esto tenga vuelta atrás, ellos son muy intensos y vehementes. Aunque en política todo es posible, especialmente en Argentina donde los políticos se han peleado mal y después los ves en una misma lista, esas heridas personales no van a ser fáciles de sanar», sentencia Emilia Delfino.

Villarruel ha mostrado signos de querer brillar con luz propia en un partido entregado al líder.

Misa en latín y las Malvinas

La identidad personal y política de Victoria Villarruel está marcada por el catolicismo tradicionalista, el nacionalismo y una retórica directa y confrontativa.

Devota de la Virgen, Villarruel asiste desde joven a una iglesia lefebvrista -una corriente ultraconservadora del catolicismo considerada «a la derecha del Opus Dei» en Argentina, según la autora de La Generala.

«Prefiere la misa en latín, una misa muy para adentro, muy personal, muy individual. Va incluso con la mantilla, con el velo, se queda en un rincón para no llamar mucho la atención, porque ahora perdió el anonimato y extraña mucho el anonimato», cuenta Delfino.

Villarruel es una ferviente devota católica.

Pese a su defensa de la familia tradicional, Villarruel nunca ha formado una. Su único matrimonio acabó en divorcio y consiguió la anulación eclesiástica para poder seguir comulgando.

Su marcado nacionalismo la hace diferir con el liberal Javier Milei en ciertas cuestiones.

«Hay algo que los viene enemistando mucho, que es el tema Malvinas«, subraya Delfino.

Remarca que la vicepresidenta ha cuestionado públicamente decisiones del actual gobierno que, según ella, contradicen la soberanía argentina sobre el archipiélago, y ha criticado la admiración de Milei por la exprimera ministra británica Margaret Thatcher.

Por otra parte, analistas destacan que la mayor vocación institucional de Villarruel -en contraste con el libertarismo antisistema de Milei- otorgan a ella una mayor capacidad de diálogo con todas las fuerzas políticas del ecléctico parlamento argentino, incluida la oposición peronista.

¿Aspirante a presidenta?

En todo caso, la gran baza política de Victoria Villarruel es su retórica, que le aporta una valiosa capacidad de impacto en discursos y debates.

«Es brillante en la oratoria. Su gran fuerte político es ese: la palabra. Convencer con la palabra y demoler al enemigo con la palabra. Una fuente que la conoce desde hace dos décadas la definió como un francotirador, alguien que actúa solo, no en equipo, y que es muy certero con sus tiros», expone la escritora de su biografía no autorizada.

Muchos creen que la vicepresidenta aspira a ocupar el puesto de Milei en el futuro.

Villarruel mantiene una estrecha relación con su única hermana, Virginia, a quien se le atribuye el manejo de sus redes sociales, aunque ella lo ha negado.

Su estilo de vida ha generado cierta controversia: en 2024 alquiló una casa en un exclusivo barrio del norte del Gran Buenos Aires, por un monto que, según fuentes citadas por Delfino, superaba los 50.000 dólares anuales.

«Ella le dice a su entorno que usó una herencia de su abuela para pagar ese alquiler, herencia que no está declarada», indica la periodista.

La vicepresidenta se ha quejado públicamente de que su sueldo oficial «son dos chirolas», expresión argentina para referirse a una suma insignificante.

Al igual que Milei, es aficionada a los perros y tiene dos, Gaucho y Capitán, cuyos nombres revelan su marcado apego a los símbolos patrios.

Villarruel también «disfruta mucho de los halagos, los regalos, el festejo de su persona», según Delfino.

El abultado ego de la vicepresidenta es, para muchos, indicio de que ostenta ambiciones presidenciales.

La periodista cita su entrevista con Emilio Viramonte Olmos, hombre de confianza de Villarruel hasta el pasado mayo, quien le aseguró «que todas las noches le decía a ella: ‘Pensá para qué querés ser presidenta'».

«Creo que su propia mano derecha de ese momento lo confirma: hay una ambición de ser presidenta. Y me parece que la frase también confirma que no ha decidido para qué, ¿no? Como que hay ambición, pero todavía falta decisión», evalúa la autora de La Generala.

Fuente: BBC Mundo

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