Desgarrado, sucio, pero a la venta por US$1.850.
La lujosa marca Balenciaga lanzó una versión desgastada de sus zapatillas Paris High Top, a las que ha bautizado como las Full Destroyed o completamente destruidas.
De acuerdo con el portal de la firma, el calzado es una edición limitada y está disponible en negro y blanco. El modelo, además, lleva grabado el codiciado nombre de la empresa.
La nueva creación, sin embargo, ha sido criticada en redes sociales y ha causado la creación de muchísimos memes.
Pero ¿quién está detrás del nuevo zapato?
Un diseñador refugiado
Llevan la firma del diseñador Demna Gvasalia, director creativo de Balenciaga desde 2015.
Gvasalia nació en Georgia en 1981 cuando el país estaba bajo dominio soviético. Pero en 1993, cuando tenía 12 años, se convirtió en refugiado, porque su familia dejó el país por una guerra civil.
Más tarde regresó a Georgia para estudiar economía internacional en la Universidad Estatal de Tbilisi en la capital del país.
Después de graduarse asistió a la Real Academia de Bellas Artes de Amberes, Bélgica, donde obtuvo su maestría en diseño de moda en 2006.
Hoy vive con su esposo, el músico y compositor francés Loïck Gomez, y sus dos perros en un pueblo cerca de Zúrich, Suiza. Habla con fluidez seis idiomas.
La experiencia de refugiado moldeó su personalidad y se refleja en sus colecciones. En la más reciente Semana de la Moda de París, celebrada en marzo de este año, Gvasalia rindió homenaje a los refugiados.
Mientras las modelos caminaban, recitó un poema en ucraniano, algo que confesó fue difícil a nivel personal.
La crisis en Ucrania, según el georgiano, ha resucitado un viejo trauma.
«Me he convertido en un refugiado para siempre«, dijo en un comunicado emitido antes del desfile.
«Para siempre, porque eso es algo que se queda con nosotros. El miedo, la desesperación, la comprensión de que nadie nos quiere», agregó.
De ilustre desconocido a estrella de la moda
Cuando fue designado por el conglomerado de lujo Kering, propietario de Balenciaga y de otras marcas como Saint Laurent y Gucci, Gvasalia era un desconocido.
Su incursión en la industria se produjo como fundador de Vetements, la marca de ropa urbana anárquica que lanzó con su hermano Guram en 2014.
Pero con su estilo subversivo y su activismo, el georgiano ya ha consolidado su nombre como estrella en el selecto universo de estilistas famosos.
También ha convertido a Balenciaga en la marca de más rápido crecimiento en el mercado de lujo.
En 2019, sus ingresos superaron los US$1.000 millones y fue considerada una de las tres primeras compañías en The Lyst Index, un ranking trimestral de las marcas y productos de moda más populares.
Para ello, Gvasalia cuenta con un público fiel: los millennials, que representan el 65% de los clientes de Balenciaga.
«Creo que esta década probablemente representó el momento más caótico de la moda», dijo Gvasalia sobre los cambios en la industria en una entrevista con el periódico británico Financial Times en 2019.
«Ha sido bastante aterrador. Pero los tiempos han cambiado. La forma en que nos comunicamos con nuestros clientes hoy es una historia completamente diferente», agregó.
Hablarle a una generación más joven
Y, al menos por ahora, Gvasalia parece saber comunicarse con su público.
No es de extrañar que se describa a sí mismo como «un voyeur de Instagram». El diseñador es conocido por crear contenido visual «pegajoso» que prolifera en línea.
«La generación más joven está muy informada y muy politizada. Y creo que es hora de que el activismo y la gente se pongan de pie», le dijo al Financial Times en la misma entrevista.
Eso es lo que sucedió con su zapato híbrido, el Triple S, que combina tres suelas de zapatos diferentes y es el éxito de ventas de Balenciaga.
En opinión de Katy Lubin, vicepresidenta de comunicaciones de Lyst, Gvasalia es «el gran maestro de los memes de moda» y dice que ve «un enorme aumento en las páginas vistas de las piezas más experimentales de Balenciaga a medida que se vuelven virales».
Pese a ello, Gvasalia le dijo al diario británico que no se preocupa tanto por los likes, sino que hace caso a su «intuición».
«Al final, trato de comunicarme a través de la ropa. No tuiteo, gracias a Dios, ni hago nada por el estilo. Hago ropa. Para mí, los ‘me gusta’ en Instagram son tan irrelevantes como hacer un producto y luego investigar qué le gusta a la gente».
Queda por ver ahora si la intuición de Gvasalia es aguda: ¿será la zapatilla «destruida» un éxito de ventas?
Si nos dejamos llevar por sus últimos lanzamientos, lo más probable es que sí.