Mientras limpiaba su jardín en su casa de Venlo, en los Países Bajos, un holandés encontró un artefacto explosivo de la Segunda Guerra Mundial, que empezó a emitir un silbido al ser desenterrado.
El hombre se abalanzó sobre el proyectil para evitar que detonara y se mantuvo así por tres horas hasta que llamó a las autoridades.