¡Qué triste!

¡Qué triste!

¡Qué triste!

Desde el Hospital Traumatológico Ney Arias Lora ha sido hecho un llamado a la conciencia de padres, madres y jóvenes con la esperanza de bajar el número de muertes por accidentales de motos en Navidad.

Según el director del referido centro asistencial, doctor Julio Landrón, el mayor número de víctimas dejado por estos accidentes se cuenta entre personas muy jóvenes.

Y ha dicho que el rango de los más afectados está entre personas de 15 a 30 años.
Entre los datos que tenemos a la mano no figura la distribución geográfica de las víctimas de los accidentes de tránsito en motocicletas, ni los niveles de ingreso del núcleo familiar, pero se puede aventurar por lo que se ve todos los días en las calles, que los usuarios más desaprensivos al volante de estos vehículos de motor suele ser gente joven, por cierto, que trabaja en mensajería, apuesta dinero y la vida en competencias en la vía pública, piruetea en medio del tráfico y “calibra”.

De acuerdo con el doctor Landrón, en el hospital tienen evidencia de que algunos de los accidentados habían estado mirando videos en un teléfono celular.

De las calles y las carreteras hay bastantes testimonios sobre este y otros usos dados a los teléfonos mientras se conduce una moto.
Mirar un video, pinchar para escuchar un mensaje de voz o responder una llamada telefónica es un hecho común. Pero también, y este no es excepcional, se les puede ver escribiendo mientras hacen zigzag entre vehículos.
¿Es posible aconsejar desde los medios de comunicación o desde la autoridad sobre el riesgo para sí y para otros contenidos en este comportamiento?

Claro, se puede, como ha podido el doctor Landrón advertir del riesgo que representan las fiestas para los jóvenes, pero vale preguntarse si este clamor llegará a ser efectivo.
Algunos accidentados son útiles tras una muerte cerebral como fuente de órganos para trasplantes. ¡Qué triste!



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