Desde que Luis Abinader eligió como compañera de boleta vicepresidencial a la señora Raquel Peña, para el país político y a lo interno de su propio partido (PRM), su elección fue una sorpresa, pues hasta donde se sabía, la señora Peña no contaba con militancia política, ya que su vida profesional estaba sujeta a la vicerrectoría Administrativa Financiera de la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra (PUCMM).

Pero Raquel Peña no fue elegida por ser política, sino por el sector que representa como empresaria, donde ha tenido responsabilidades de gerente general en empresas comerciales y tabacaleras de su familia; es accionista y presidente del Consejo de Administración del Parque Industrial Corporación Zona Franca del Norte, S.A.

En ese mismo orden, se desempeña como: Miembro del Consejo de Directores de la Cámara de Comercio y Producción de Santiago, miembro de la  Asociación Dominicana de Zonas Francas (Adozona), miembro del Consejo de Directores de la Fundación Arquidiocesana Santiago Apóstol (FASA), miembro del Consejo de Directores de Ciudad Santa María (CISAMA), miembro de la Junta Directiva del Patronato Parque Central de Santiago, miembro de la Junta Directiva de Worldwide Seguros y miembro del Consejo de Directores de la  Asociación para el Desarrollo Incorporada (Apedi).

Como podemos notar, proviene de la oligarquía de la ciudad de Santiago y representa estos sectores en el gobierno actual, por eso no solo es vicepresidenta de la república, también se ha desempeñado como coordinadora del gabinete de salud en medio del COVID-19, coordinadora del gabinete de innovación, encargada de medio ambiente y recursos naturales luego del asesinato del ministro Orlando Jorge Mera y en la actualidad coordinadora del gabinete eléctrico.

La lectura de todo esto puede ser que, la señora Peña es la garantía de los intereses del empresariado frente al gobierno de Abinader o que ante los conflictos a lo interno del gobierno y el PRM; el presidente la designa para asumir de manera directa estas áreas estratégicas. O podemos inferir que el empresariado presiona al gobierno para que Peña asuma distintas funciones.

Para asumir tantas posiciones a la vez, algo tiene que no tienen los demás.