¿Qué significa que una persona se duerma tarde?según la psicología

Muchas veces, aunque estemos agotados o llevemos todo el día esperando el momento de dormir, cuando llega la noche terminamos retrasando la hora de acostarnos. Ya sea porque nos ponemos a charlar con alguien, seguimos leyendo, o simplemente nos quedamos pegados al móvil, posponemos el descanso a pesar del cansancio acumulado.

Desde Quirón Salud, este comportamiento se conoce como «bed procrastination» o procrastinación del sueño. En términos psicológicos, procrastinar significa posponer o aplazar tareas importantes, sustituyéndolas por otras más agradables o irrelevantes, generalmente por miedo, estrés o pereza.

¿Por qué postergamos la hora de dormir?

Varios estudios han señalado que cuando una persona no puede realizar durante el día actividades que le resultan placenteras, es más probable que retrase el momento de dormir como una forma de “recuperar” ese tiempo perdido. Es decir, mientras menos tiempo libre o disfrute se tenga durante la jornada, más fuerte será el impulso de quedarse despierto durante la noche para tener un espacio personal.

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Procrastinación del sueño por venganza

Este fenómeno también ha sido descrito como “procrastinación por venganza”. Surge como una respuesta inconsciente a la rutina diaria impuesta por el trabajo, las responsabilidades y la falta de tiempo personal. Al sentir que el día ha estado completamente ocupado por obligaciones, muchas personas deciden sacrificar horas de sueño para tener un momento de libertad, aunque eso implique dormir menos.

Este hábito puede llevar a retrasar la hora de dormir entre 30 minutos y hasta varias horas, a pesar de saber que la hora de levantarse no se puede negociar. Según profesionales de Quirón Salud, esta conducta suele estar presente en personas que sienten que no tienen control sobre su tiempo durante el día, y utilizan la noche para recuperar una mínima sensación de autonomía y disfrute.

Las consecuencias de dormir tarde

Cuanto más se retrase la hora de dormir, mayores serán las dificultades al día siguiente: fatiga, falta de concentración, irritabilidad y bajo rendimiento son algunas de las consecuencias inmediatas. A largo plazo, esto puede convertirse en un círculo vicioso: sentirse mal durante el día alimenta la necesidad de robarle más tiempo a la noche para compensar, generando un impacto negativo en la calidad del sueño y el estado emocional.

Además, un estudio de la Universidad de Málaga ha demostrado que las personas que se acuestan tarde suelen tener estrategias menos efectivas para regular sus emociones. Según el profesor Juan Manuel Antúnez, de la Facultad de Psicología, los llamados “vespertinos” tienden a presentar más problemas psicológicos, como trastornos del estado de ánimo, alteraciones alimentarias, trastornos del sueño o incluso síntomas psicóticos.

En contraste, las personas con un cronotipo matutino, es decir, que se acuestan y levantan temprano, suelen mostrar mayores niveles de optimismo, resiliencia e inteligencia emocional.

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Fuente: Infobae