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“Que sigan luchando”, el legado de Pepe Mujica según su esposa

José «Pepe» Mujica nació el 20 de mayo de 1935 en Montevideo.
📷 José "Pepe" Mujica murió el 13 de mayo. Fuente externa

Montevideo. – José Mujica se enojaba cada vez que le preguntaban por su legado, cuenta Lucía Topolansky, su viuda. Pero un día, mientras ordenaba los papeles donde “Pepe” tomaba apuntes, a que fue su compañera de vida encontró una frase que había dejado escrita de su puño y letra. “El mejor legado para los compañeros es que sigan luchando”.

Topolansky, que fue senadora y vicepresidenta de Uruguay, conoció a Pepe Mujica en 1967, cuando ingresó junto con su hermana melliza María Elia al Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros, y hoy cuenta en una entrevista con EFE que el principal legado del histórico político fue la amplitud que marcó su vida y que quedó demostrada tras su fallecimiento.

En la chacra (pequeña finca) en la que vivieron juntos más de treinta años y donde bajo una secuoya reposan las cenizas del exmandatario, Topolansky cuenta que Mujica se enojaba cuando le preguntaban por su legado, pero un día, casi de casualidad, se topó con una frase que sintetiza su pensamiento político y de vida- “El mejor legado para los compañeros es que sigan luchando».

“Claro que se refería a una parte de la población, porque no todo el mundo está en esa categoría, pero yo creo que el mejor legado de ‘Pepe’ es la amplitud”, sostiene.

Él podía hablar con un empresario o con un peón de estancia y siempre buscaba la forma de llegar en la conversación, lo que le permitía adquirir un conocimiento de la realidad mucho más amplio y mucho más certero, cuenta.

“Eso creo que fue uno de los mejores legados”, subraya Topolansky, quien no olvida que la multitudinaria despedida de Mujica, fallecido en Montevideo el pasado 13 de mayo a los 89 años, contó con la presencia de personas de diferentes clases sociales y lugares que dan otra muestra de esa amplitud a la que se refiere.

“Uno se queda pensando, por qué un día de semana la gente se tomó el trabajo de ir, de hacer cola, de esperar. Uno podía imaginarse que iba a ser grande, porque siempre hay una relación entre lo que eran las movilizaciones cuando iba a hablar y demás, pero esto me parece que nos pasó por arriba a todos”, indica.

La militancia como una forma de vida

A casi cuatro meses del fallecimiento de quien gobernó Uruguay entre 2010 y 2015, la exvicepresidenta cuenta que se ha reintegrado a la militancia, que es lo suyo, y reconoce que trata de llevar la vida de la manera más normal posible, porque quedarse quieta es lo peor que puede hacer.

“A la edad que yo tengo, que entro ya en los 81, es peligrosísimo, porque si te quedás quieto te caés en un pozo. Yo soy una mujer de rutinas, de ordenar mi vida y de poder hacer una cantidad de cosas que tengo que hacer acá. La militancia me ayuda, porque me va metiendo en la realidad. Tengo que trabajar cosas y cumplir algunas tareas y si llego cansada a la noche puedo dormir bien”, confiesa.

Y añade- “Para mí es crucial, porque siempre ha sido la causa de mi vida, una causa importante (…), yo la había discontinuado un poco para poder estar acá, pero cuanto antes pude la retomé, no tanto porque yo sea fundamental, porque no hay nadie imprescindible en esta vida, pero sí porque a mí también me ayudaba».

Topolansky cuenta también que una de las preocupaciones de Mujica era que muchas veces los dirigentes se van y dejan un campo en el que no queda nadie, por la sombra que proyectan.

Recuerda que cuando el Frente Amplio ganó las elecciones de 2024 que llevaron a Yamandú Orsi a la Presidencia de la República él pasado 1 de marzo, Pepe Mujica -quien padecía un cáncer de esógafo- se puso muy contento y confesó que ya podía irse tranquilo.

El triunfo del Movimiento de Participación Popular que lidera Orsi fue muy contundente, porque les otorgó 9 de los 16 escaños del Senado y 36 de los 99 de la Cámara de Representantes.

Topolansky tampoco olvida que la integración de Latinoamérica era otra de las preocupaciones de Mujica.

“Esa es una tarea absolutamente inconclusa y él estaba convencido de que era una tabla de salvación”, detalla.

La chacra

Más allá de la política, la exvicepresidenta tiene otra misión por delante- una vinculada a la modesta chacra en la que vive y en la que no le falta ayuda para plantar y cosechar alfalfa, maíz y otros cultivos, ni para atender los invernaderos o las gallinas.

“Y después, como en perspectiva, esto va a ser para la organización; yo le planteé a los compañeros que si ya querían empezar a usar (la chacra) para la formación de militantes, que se fueron instalando”, revela.

Y añade- “Mirando el asunto, se les ocurrió que podían hacer algunos cursos relacionados con el agro. Ya les empezó a volar la imaginación. Bien, porque esta chacra no es solo la tierra, está muy bien equipada, tiene riego, tiene maquinaria agrícola, tiene herramientas».

Además, desde su casa, Topolansky también ayuda a los integrantes de las bancadas con su experiencia acumulada a lo largo de dos décadas como legisladora (fue diputada y senadora, además de vicepresidenta) y ha vuelto a participar en actividades políticas.

“Todavía no he querido salir del área metropolitana” de Montevideo, confiesa Lucía Topolansky, a pesar de que en muchos lugares de Uruguay reclaman su presencia

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EFE

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