¿Qué pensión queremos?

¿Qué pensión queremos?

¿Qué pensión queremos?

Frederich E. Bergés

Al abordar el tema de pensiones, uno de los dos componentes fundamentales de la Ley de Seguridad Social 87-01, debemos partir del cuestionamiento: ¿qué pensión queremos”.

Para los mayores de 50 años, que bien recordamos la estafa del Banco de los Trabajadores estatal, o la entelequia en que derivó el Instituto Dominicano de Seguridad Social, nos es fácil contestar que siempre y cuando no sea un régimen público.

Para los menores de esa edad, que ni vivieron ni recuerdan esas estafas, deben reconocer que directa e indirectamente la única forma viable de sustentar una futura pensión es por vía de su ahorro o la implementación de una tasa de impuestos muy superior y efectiva a las que actualmente tenemos.

Con un ahorro, muchas veces esporádico de menos de un 8.5% del salario, a partir de un sueldo de RD$16,262.00, las matemáticas no dan para una pensión mayor del 30% del ultimo sueldo, siempre y cuando se completan las cuotas contempladas en el régimen.

Peor aún, hasta ahora el sistema implementado de capitalización individual, el cual a casi 20 años de su puesta en funcionamiento apenas cubre efectivamente el 50% de los trabajadores formales, que a su vez representan menos del 50% del total de la fuerza laboral del país.

A la fecha, aún no se han cumplido muchas facetas contempladas en la actual legislación. Como ejemplo, tenemos el bono de reconocimiento que debió depositar el Estado en las cuentas individuales producto de acumulaciones en el antiguo sistema de reparto. Otro ejemplo son los mecanismos prácticos y efectivos para que trabajadores independientes, microempresarios y profesionales puedan aportar para acumular suficientes ahorros para una pensión.

El tema de la pregunta planteada no es de fácil respuesta ni se puede abordar con demagogias y pretensiones irreales.

Requiere de alto sentido de madurez, estudio y modelaciones matemáticas que aseguren su sobrevivencia en el tiempo. Abordemos, pues, la respuesta con ese espíritu de sensatez y visión que requiere el tema para poder alcanzar una respuesta real al anhelado tema de las pensiones.

 



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