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"¿Qué pasaría si en el futuro las dos potencias nucleares decidieran dividirse el mundo?"

Charles de Gaulle, líder de la resistencia francesa durante la II Guerra Mundial, fue presidente de Francia entre 1959 y 1969.

Al final, Charles de Gaulle tenía razón.

Como presidente de Francia en los años 60, fue él quien lideró la política de desarrollar una estrategia nuclear independiente para su país.

Por entonces aclaró que los estadounidenses eran mucho más amigos de Francia que los rusos, pero que EE.UU. también tenía sus intereses.

Y que, tal vez algún día, esos intereses iban a chocar con los franceses.

De Gaulle fue claro en su ambición de ser independiente a la hora de tener un arsenal nuclear.

"Sin duda, el equilibrio que se establezca entre el poder atómico de ambos bandos es, por el momento, un factor de paz mundial. Pero ¿quién puede decir qué ocurrirá mañana?", planteó el mandatario en un discurso, en noviembre de 1959.

"Podemos imaginar, por ejemplo, que, en un escenario terrible, Europa Occidental sea aniquilada por Moscú y Europa Central, por Washington. ¿Y quién puede decir que los dos rivales, a consecuencia de no sé qué convulsión política y social, no acabarán uniéndose?", añadió.

Así concluyó que Francia, en el momento de dotarse de armas nucleares, estaba "prestando un servicio al equilibrio del mundo".

En los tiempos que vivimos, las advertencias de De Gaulle no pueden sonar sino a clarividencia.

A partir de su principio de no depender de las superpotencias (en ese momento, EE.UU. y la Unión Soviética), el líder galo evocó la noción de la disuasión nuclear soberana de Francia, cuya premisa está ahora en el centro de los debates sobre seguridad europea.

Aviones franceses

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