¿Qué militantes sindicales queremos hoy?

¿Qué militantes sindicales queremos hoy?

¿Qué militantes sindicales queremos hoy?

Efraín Sánchez Soriano (Pocholo), dirigente sindical.

Por Efraín Sánchez Soriano (Pocholo)

Podemos afirmar que el movimiento sindical que tenemos hoy se está alejando cada vez más de los ideales y de la visión transformadora que nos legaron aquellos mujeres y hombres cuyo valor y sacrificio nos sirve hoy de guía para asumir el compromiso de rescatarlo y encaminarlo por nuevas sendas que aseguren un mejoramiento sustancial de las condiciones de vida del pueblo trabajador, del cual formamos parte.

Fue con ese compromiso que miles de trabajadores fundamos el Movimiento de Trabajadores Independiente (MTI) y seguimos luchando para recuperar el terreno perdido y avanzar hasta la conquista de una sociedad sin explotadores ni explotados y en la que reinen la libertad y los derechos humanos para mujeres y hombres por igual.

Para alcanzar estos bellos objetivos, se hace hoy necesario elevar aún más la conciencia de clase y la conciencia política de los cuadros que militan en el MTI, cuyo crecimiento y fortalecimiento hasta ahora alcanzados ha sido fruto del tremendo esfuerzo personal y colectivo de esa militancia, disponiendo de recursos materiales limitados.

Hoy no deja de ser preocupante la generalización de sindicalistas “light”, del militante “light” de las organizaciones sindicales “light” de una cultura y una ética “light”.

La mención de la palabra ¨light¨ tiene mucho que ver o se refiere a que hay sindicalistas que se parecen mucho a los denominados productos light: comida sin calorías, cervezas sin alcohol, azúcar sin glucosa, tabaco sin nicotina, mantequilla sin grasa. Son verdaderos tránsfugas que ocupan los espacios cuya conquista fue fruto de la lucha de aquellos sindicalistas revolucionarios diezmados por gobiernos reaccionarios sabuesos del imperialismo pero también a causa de errores cometidos. Estos «líderes» de hoy no tienen sustancias propias, ni ideales, ni sueños, sin utopías, sin capacidad de compromiso.

Los tránsfugas y los sindicalistas light carecen de criterio sólido en su conducta, son indiferentes, su ideología es el pragmatismo, su norma de conducta es lo que está de moda, el figureo social, su ética se fundamenta en la estadística sustituta de la conciencia; hay en los militantes sindicales tránsfugas, tanto hombres como mujeres, ningún entusiasmo, ni heroísmo, ni militancia generosa. La cultura light es una síntesis insulsa que transita por la banda media de la mediocridad. Un hombre y una mujer así y una organización igual no podrá dejar huellas; tampoco podrán hacer historia.

En la sociedad actual hay una crisis profunda y creciente de militancia, de trabajo gratuito, voluntario y de mística. Por la generalización del tipo light y/o tránsfugas asistimos a la producción creciente del idiota colectivo; cada época fabrica el tipo de ciudadano medio para la cual necesita instruir una específica cultura masiva de la vida cotidiana.

El consumo masivo indiscriminado de ciertos productos audiovisuales ofrecidos por los medios de comunicación social están creando una ciudadanía cada vez más amplia, idiotizada o desinteresada por determinadas temáticas que aparecen en concursos, películas, revistas, videos, canciones y modas.

Este hecho se refleja en la creciente despolitización y el escaso interés por asociarse, en el individualismo, en la ausencia de solidaridad, en el bajo nivel de cultura crítica y en el creciente cinismo y escepticismo. Una especie de anomia estratégica congela toda capacidad de propuesta y de movilización en medio de una creciente trivialización de la vida en todos los aspectos, especialmente los impactos sobre las generaciones jóvenes, de una gravedad extrema.

Hay que tomar nota de este entorno sociocultural y ético, en el que es cada día más difícil la construcción de militantes sindicales que deben llevar adelante movimientos como el MTI. Estemos bien claros que sin estos activos militantes el MTI no podrá desarrollarse.

Por esto es necesario, reafirmar la necesidad de una militancia personal y colectiva, creciente en cantidad y calidad en todos los niveles del Movimiento de Trabajadores Independiente.

Nada de lo que pretendamos lograr como MTI se podrá obtener si solo se pretende contar con estructura, apoyo político, recursos financieros, estrategias, proyectos y programas. Es necesario, pero muy necesario, estar convencidos de este proyecto en marcha, de la necesidad de superar el voluntarismo y el derrotismo para lo cual hacen falta hombres y mujeres convertidos en activos militantes sindicales que apuesten con obstinación a la esperanza y la utopía con suficiente energía para hacer frente a todas las situaciones y obstáculos que puedan presentarse, operando de forma dinámica en todas las iniciativas que desarrolla el MTI.

Queremos militantes que no se muevan por una paga, sino por la mística de la causa en la que creen, militan y operan, con espíritu de gratuidad, contrario a lo de hoy, que muchos hacen nada si no se les paga.

Es imperativo recuperar y darle nuevas dimensiones en el seno del MTI a la positiva tradición del movimiento obrero dominicano representado por Mauricio Báez como movimiento sindical de clase, cultural, ético y moral.
7/junio/2018



El Día

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