Las autoridades del Metro deben buscar la mejor manera posible de que no se generen ruidos por conflictos con los empleados.
No es el primer episodio que ocurre entre la actual gestión y trabajadores. Las quejas abundan por despidos masivos de técnicos especializados que la misma institución ha formado, pero que los está cancelando por grupos numerosos.
Ojalá que esas desvinculaciones no estén sustentadas en la presión de los “compañeros” del partido para que les den espacios, porque de ser esa la razón, se estaría cometiendo un error grave, por lo menos con respecto a los que desempeñan funciones especializadas.
Desde la Opret deben tener pendiente que el único sistema de metro, o sistema de ese tipo en el país, es ese que opera el Estado, por lo que muchos de los empleados no tienen más opciones. Con arrogancia no se resolverá nada.