Santo Domingo.- A pocas horas de celebrarse la Nochebuena, en el Distrito Nacional conviven expectativas distintas, marcadas por la fe, el deseo de compartir en familia y, en muchos casos, por las limitaciones económicas que obligan a ajustar tradiciones.
Para Clara García, la noche más esperada de diciembre estará centrada en lo esencial. Planea compartir una cena sencilla con su familia, dedicar tiempo a la oración y agradecer a Dios por la vida.
Aunque algunos de sus seres queridos estarán lejos, asegura que la unión se mantiene a través de llamadas y mensajes.
“Lo importante es dar gracias y pasarla bien en familia”, expresó.
Una realidad distinta vive doña Asunción, quien reconoce que este año la celebración será más modesta debido al alto costo de la canasta básica.
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Mientras el realizaban unos rolos en el salón, señala que los precios de los alimentos se han vuelto inalcanzables para muchas familias de escasos recursos.
“Para los pobres está demasiado caro”, afirmó.
Su plan es preparar una cena sencilla con pollo asado y ensalada, compartirla con su familia y, si Dios lo permite, reunirse al día siguiente con otros parientes.
“No es mucho, pero es lo que se puede”, dijo con resignación.
Más cruda es la situación de Miguel Solano, quien admite que no tiene planes definidos para la Nochebuena porque depende de la ayuda de terceros.
Aun así, se aferra a la fe como su principal sostén. “Ahora mismo no tengo nada, pero tengo la vida, y eso es un regalo de Dios”, expresó.
Con esperanza, espera que alguna mano amiga llegue a tiempo para encender el fogón y poder compartir algo esa noche.
En contraste, José Gómez optará por una celebración tranquila en casa, junto a su esposa.
Explica que con el paso del tiempo han reducido los encuentros sociales y prefieren la calma del hogar.
Aunque no realizarán una gran reunión, sí mantendrán la tradición de la cena familiar, adaptando el menú a sus costumbres.
“En vez de cerdo, ponemos chivo”, comentó.
Virginia Alcántara también enfrenta incertidumbre.
Confesó que aún no tiene asegurada la cena, pero mantiene la esperanza de poder resolver algo antes de la noche.
Coincide en que los precios de los alimentos están elevados y pone como ejemplo el costo del pollo, que asegura ha aumentado considerablemente. Aun así, su intención es compartir lo poco que tenga con su familia.
Ambos coindicen en el mismo deseo de celebrar, compartir y mantener vivas las tradiciones, aun cuando las condiciones económicas obligan a reducir gastos y simplificar menús.
Para muchos capitaleños, la Nochebuena de este año estará menos marcada por la abundancia y más por la fe, la solidaridad y la gratitud.
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