Tener la casa a 21 ºC en vez de a 24 recorta en un 20% el consumo energético. También ahorras no bajando el aire acondicionado por debajo de 23 o 24 ºC en verano.
La subida de los precios de la electricidad ha hecho que cada vez más gente se pregunte qué se puede hacer para reducir el gasto y lograr pagar las facturas a finales de mes.
Hay cosas básicas como apagar la luz cada vez que se sale de una habitación. El bulo de que cuesta más estar encendiendo la lámpara de la habitación todo el tiempo es solo eso, un bulo.
Pero poca gente piensa en cosas como dónde colocar el frigorífico, el electrodoméstico que más consume de toda la casa.
A continuación te contamos los puntos clave del ahorro energético en el hogar.
Un buen aislamiento del hogar
Puede parecer una obviedad, pero tener unas ventanas que cierren correctamente o unas buenas cortinas puede hacerte ahorrar bastante en la factura de tu casa.
Hay que tener en cuenta que la climatización (calefacción + aire acondicionado) en general supone el mayor gasto en energía de los hogares.
«En un hogar medio en España, y en otros países parecidos en cuanto a desarrollo, aproximadamente el 45%-47% del consumo eléctrico se va en la climatización y la luz, sobre todo, en la climatización», explica a BBC Mundo Enrique García, de la Organización de Consumidores y Usuarios de España (OCU).
Ajustar termostatos y cerrar puertas
De un buen aislamiento pasamos a otro básico: tener una temperatura adecuada en el interior.
Estar en pleno invierno en camiseta puede salirte tan caro como ponerte un suéter en casa en verano. Supone un derroche de energía.
La clave está en ajustar los termostatos de calefacción y aire acondicionado.
«La temperatura de confort no debe superar en invierno los 23 ºC. Una temperatura entre 21 y 23 ºC es una temperatura adecuada. Cada grado puede suponer un incremento, dependiendo del equipamiento de cada casa, de entre un 7 y un 10%, más cerca del 7%», detalla el experto.
Asimismo, cerrar las puertas de las habitaciones puede ayudarte a reducir el precio de tu factura.
Si se cierra la puerta de una habitación que da a un pasillo principal, y la puerta del salón, por ejemplo, también está cerrada, este hueco actúa como una cámara de aire intermedia que sirve como aislante.
Mantener las habitaciones cerradas optimiza el calor generado.
En cuanto al aire acondicionado, además de bajar las persianas y mantener cerradas las ventanas para que la casa esté lo más fresca posible, desde la OCU recomiendan encender el aire acondicionado temprano en lugar de esperar hasta que la casa esté muy caliente (cuando tendría que trabajar más).
Asimismo, recomiendan regular el aparato alrededor de 8 ºCmenos que la temperatura exterior.
Por ejemplo, si hace 33 ºC fuera, intenta conformarte con 25 grados, en lugar de bajar la temperatura de tu habitación a 18.
Cambiarlo de 20 grados a 24 supone un ahorro considerable, ya que por cada grado más frío (o más cálido en invierno) que regules el termostato añadirás un 10% al costo de funcionamiento del equipo.
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Uso eficiente de los electrodomésticos
«La segunda parte, que se lleva aproximadamente el 55% del consumo, son los electrodomésticos. Aquí es muy relevante comprar electrodomésticos con un alto nivel de eficiencia energética», indica el experto.
Usar electrodomésticos de clase A y hacer un uso óptimo de cada uno de ellos en casa es clave si queremos empezar a ahorrar luz en nuestros hogares.
Si tienes que cambiar algún electrodoméstico, elige aquellos con etiquetas energéticas más eficientes, como las A+, A++ o A+++. Aunque suelen ser más caros, a la larga es más económico.
«En cuanto al gasto energético, el electrodoméstico que más consume es el frigorífico, porque está más tiempo enchufado. Es el electrodoméstico en el que más nos tenemos que fijar en la eficiencia energética», recomienda García.
Para que la nevera tenga un funcionamiento óptimo es importante seguir estas recomendaciones:
- Evita que acumule escarcha o hielo.
- Mantén su parte trasera ventilada dejando un hueco entre la nevera y la pared para que pueda circular el aire y sin polvo.
- Sitúala lejos de fuentes de calor como el horno y asegúrate de que no le dé la luz solar directa.
- Evita introducir alimentos calientes que suban la temperatura del interior.
- Coloca bien los alimentos, con espacio suficiente entre ellos para que el aire fluya y facilite el enfriamiento.
- Por último, algo que puede parecer una tontería, pero en realidad no lo es: ábrelo lo menos posible para evitar la pérdida de frío.
Si no necesitas agua muy caliente, lavar la ropa a 40ºC en vez de a 60ºC supone un ahorro considerable en tu factura de la luz.
«Recomiendo usar los programas ecos más largos, que hacen que se gaste menos energía», indica el experto.
«Mientras, la secadora es un electrodoméstico que consume bastante energía y que en determinadas zonas no es necesario».
En cuanto al lavavajillas, que consume bastante y tiene un uso un poco más habitual, una recomendación básica es disminuir el número de lavados colocando bien la vajilla y aprovechando la carga completa.
«Con esto se pueden reducir los lavados hasta la mitad».
Se recomienda apagar las placas eléctricas o el horno un poco antes del tiempo necesario para cocinar.
«Aprovechar el calor residual apagando un poco antes del tiempo de uso y usar ese calor residual para terminar de cocinar los alimentos, también ayuda a ahorrar. Si tienes un alimento que necesita una hora de horno y lo apagas diez minutos antes consume un 15% menos de energía», explica el experto.
Utiliza ollas y sartenes con el diámetro adecuado para cada fuego evita que se derroche el calor. Otro truco consiste en tapar las ollas para aprovechar mejor el calor.
Evitar el «consumo fantasma»
Confiesa, ¿eres de los que apaga la televisión con el control remoto? La luz luminosa roja te delata.
Poco a poco, día a día, minuto a minuto se va escapando la electricidad.
Un simple gesto como desenchufar el aparato o conectar el cable a una regleta con un botón de encendido y apagado puede suponer un ahorro considerable de electricidad al final del año.
Lo mismo sucede con las computadoras, impresoras, el cargador del celular, equipos de música, microondas y router, entre otros muchos aparatos conectados permanentemente a la red eléctrica de nuestros hogares en lo que se conoce como falso apagado.
Cuando dejes de usar un aparato, apágalo del todo, no lo dejes en modo stand by, porque, aunque mucho menos, sigue consumiendo.
Hay que tener en cuenta, además, que cuanto más antigua es la televisión, más consume.
«Supone un ahorro significativo. Hemos cifrado que el consumo fantasma puede oscilar entre el 7 y el 10% del consumo anual de un hogar», declara García.
Sustituir las bombillas
Las bombillas tradicionales consumen una cantidad excesiva de electricidad, por lo que hay que reemplazarlas por otras que sean más eficientes.
Las bombillas incandescentes halógenas, las luces fluorescentes compactas (CFL) y las luces LED consumen entre un 25% y un 80% menos de electricidad y duran de 3 a 25 veces más que las bombillas tradicionales.
Aunque son más caras, a la larga salen rentables.
Duchas cortas
Dúchate, no te bañes, e instala un cabezal de ducha que ahorre agua.
Una ducha de cinco minutos consume aproximadamente un tercio del agua de un baño.
Evidentemente, cuanta menos agua se utilice, menos energía se necesitará para calentarla y más bajas serán tus facturas de energía.
Este simple gesto permite ahorrar debido a que si mantenemos los grifos en agua caliente, cada vez que abramos un grifo, aunque sea dos segundos y no lleguemos a usar agua caliente, la caldera se va a encender automáticamente para calentar el agua.
La gran pregunta: ¿Cuánto se puede ahorrar?
Llegados hasta este punto, puede que te estés preguntando cuánto se puede ahorrar siguiendo estas recomendaciones.
«Nosotros estimamos que con una eficiencia energética, es decir, sumando todas estas medidas, se puede llegar a ahorrar hasta un 30% de la factura», asegura el experto.