
Un embarazo ectópico es aquel se produce cuando un óvulo fecundado se implanta fuera del útero.
Aunque esto ocurre en aproximadamente el 2% de las gestaciones, es considerado como una de las complicaciones más comunes durante el embarazo y por ello su conocimiento es importante.
Normalmente, el óvulo y el espermatozoide deben encontrarse y combinarse dentro de las Trompas de Falopio. Una vez que el óvulo ha sido fecundado, este se debe desplazar por la trompa hasta el útero, donde crece.
Sin embargo, en algunas ocasiones esto no ocurre y el óvulo fecundado no llega hasta el útero, sino que se implanta en la trompa o puede acabar en un ovario, el cuello uterino o incluso en el abdomen.
Se han registrado casos en los que los óvulos fecundados se han implantado en cicatrices de partos por cesárea u otras intervenciones quirúrgicas. Pero más del 90% de los embarazos ectópicos son tubáricos.
Llevar a término los embarazos tubáricos es casi imposible, porque un óvulo fecundado no sobrevive mucho tiempo fuera del útero. ¿La razón? Otras partes del cuerpo simplemente no pueden proteger y nutrir a un embrión, porque no están diseñadas para ello.
Una condición común, pero riesgosa
Las mujeres con mayor riesgo de sufrir un embarazo ectópico son aquellas que ya han tenido uno antes. Las probabilidades también son mayores en aquellas que tienen infecciones pélvicas o cirugías uterinas previas. La fecundación in vitro también aumenta el riesgo. Sin embargo, la mitad de este tipo de gestaciones se producen en personas sin ningún factor de riesgo.
