¡Qué difícil es el deporte en RD!
¡Qué difícil es el deporte dominicano y lo dificultoso que resulta establecer ligas nacionales que tiendan a desarrollar las disciplinas de conjunto! Sobre el tema cavilamos al toparnos en la televisión extranjera con par de partidos de la Liga Mexicana de Softbol Femenil.
En estos encuentros notamos dos elementos a resaltar: que hay equipos con los mismos nombres de franquicias del béisbol profesional de verano como de invierno de México; y que participan numerosas jugadoras extranjeras, en especial estadounidenses y al menos vimos una italiana y otra japonesa.
Con tantos deportes que se suponen organizados y con frecuencia medallistas en eventos internacionales, en República Dominicana funcionan apenas dos ligas estables y otra que cada año se tambalea entre si va o no.
La Liga Nacional de Baloncesto (LNB, antes Lidoba), es la más antigua, un ente privado que la Fedombal solo le brinda su aval, pero que aún no concita el fervor del soberano público a los niveles del Distrital, Santiago, La Vega y los provinciales de casi todo el país y que llenan sus estadios. Hay versión femenina, pero de corta duración.
La Liga Dominicana de Fútbol (LDF), que surgió en 2014, se ha convertido en circuito de un equipo poderoso, y el resto; tiende para jugadores foráneos (cada equipo con siete importados), técnicos y hasta comunicadores no necesariamente dominicanos; Fedofútbol solo le sirve de canal para percibir el aporte que hace la FIFA para su permanencia y que tenga una especie de segunda división; pero ha abolido la mayoría de los torneos provinciales.
El aporte que hace la LDF al desarrollo del fútbol nacional es menor de lo que aparenta, si no, búsquese las nóminas de jugadores de nuestra selección absoluta y la Sub-23 de los Juegos Olímpicos de París y determine la relación entre los chicos de la diáspora y de la liga local que las conformaron. ¡Ah, no hay una liga femenina!
Una tercera liga que quiere ser y no ser es la de Béisbol de Verano, que funciona en el Cibao bajo regencia de la Fedobe (así sigo llamándola en honor póstumo a Tito Pereyra y con el permiso del igualmente amigo Juan Núñez). Es tan inestable que tuvo un torneo de seis partidos por conjunto e igual que la LDF, un equipo ejerce una hegemonía, los Granjeros de Moca (crédito a ellos).
Otros deportes de conjunto que se prestan a formación de ligas nacionales y con reconocidos éxitos internacionales como voleibol, softbol y balonmano, no la tienen.
Lo de voleibol resulta el caso más curioso, hasta risible, luego del éxito monumental y reconocimiento mundial del proyecto de selección femenina. Con tal premisa se formó una liga (primero femenil, a la que en su última versión se le agregó el masculino), pero tiene varios años que se echó a un lado y la percepción que se tiene es que ha sido boicoteada por instancias superiores de ese deporte.
En cuanto a softbol, aparte del torneo molinete de los Juegos Militares en hombres, no hay una liga de ninguna rama. Muchos empresarios privados que sustentan equipos y los propios jugadores se inclinan por la modalidad “afuetiao”, no por el molinete, el de los eventos internacionales y que tantas medallas nos ha dado. Aunque hay proyectos en femenino, no ha resultado fácil conformar liga por falta de patrocinio y respaldo de público.
Balonmano en ambas ramas es otra disciplina que debiera tener su liga porque hay provincias -aparte del Distrito Nacional y Santo Domingo- que tienen tradición y nos ha dado lauros, pero no hay forma de cohesionar un torneo nacional. Igual cabe para otra disciplina incipiente, hockey sobre césped.
La resulta de todo esto es, que nuestras selecciones en deportes que no tienen una liga nacional -excepto las Reinas del Caribe-, las tienen muy difícil para competir con probabilidades de éxitos frente a naciones con estructuras organizativas más sólidas, como verifica con México en softbol femenino, que ha alcanzado un nivel medallero.
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