Moscú.- El presidente de Rusia, Vladimir Putin, emprendió una ofensiva para hacerse con el control total del grupo privado de mercenarios Wagner, cuyas operaciones en Oriente Medio y África son apoyadas por el Kremlin, tras la sofocada rebelión de su líder, Yevgeny Prigozhin, que se exilió en Bielorrusia, informó el diario The Wall Street Journal.
Durante años, el Kremlin negó cualquier relación con Wagner, grupo que se calcula que emplea a más de 30.000 combatientes, y con el que Moscú logró amasar gran influencia internacional, sobre todo en África, y recaudar ingresos.
El rotativo neoyorquino aseguró que tras fracasar la rebelión de los mercenarios, Putin emprendió una ofensiva diplomática por Siria, la República Centroafricana, Mali y otros países en los que operan, para asegurar a sus autoridades que el Grupo Wagner seguirá funcionando con normalidad en ellos, pero ya no lo hará de forma independiente sino gestionado por el Kremlin.
Así, el viceministro ruso de Asuntos Exteriores, Sergei Vershinin, voló a Damasco para entregar personalmente un mensaje en ese sentido al presidente sirio, Bachar al Asad, otros altos funcionarios de su ministerio telefonearon al presidente de la República Centroafricana, Faustin Archange Touadéra, que paga por tener mercenarios de Wagner en su guardia personal, y también se envió una misión del Ministerio ruso de Situaciones de Emergencia a Malí.
Moscú do un plazo hasta el próximo sábado a los hombres de Wagner que participaron en la rebelión para firmar contratos con el Ministerio de Defensa o desmovilizarse, pero Prigozhin, que no ha dicho si pretende mantener el control de las operaciones de los mercenarios desde su exilio en Bielorrusia, ha dicho en repetidas ocasiones que sus hombres rechazarán los contratos.
Durante años, el grupo ha trabajado como fuerza de seguridad para regímenes autocráticos de Oriente Próximo y África y, más recientemente, se ha acercado sigilosamente a América Latina, donde ofreció sus servicios a Haití y Venezuela para ayudar a mantener el control ante grupos del crimen organizado o la oposición política.
Nuevos aportes
En tanto, la Comisión Europea pidió el martes a los Estados miembros nuevas contribuciones nacionales al presupuesto de la UE por un valor de 65.800 millones hasta 2027 para financiar prioridades como el apoyo a Ucrania, la gestión de la migración y las tecnologías limpias.
Orbán afirmó en esos mensajes que la Unión Europea quiere 50 mil millones más para Ucrania pese a no poder justificar, según acusó, el dinero que se ha entregado hasta ahora al país para apoyarlo contra la invasión rusa.
Hungría es, junto a Turquía, el único país de la Organización del Ttratado del Atlántico Norte que no ha enviado ayuda militar a Ucrania e insiste en que la única salida a la guerra es una negociación con Rusia.
El líder ultra señaló también que Bruselas quiere más dinero para pagar créditos pedidos anteriormente y de los que, dijo, Polonia y Hungría “no han visto ni un céntimo hasta ahora”. Además, indicó que parte de esas aportaciones extras irían a “subir los salarios de los burócratas de Bruselas.
“La posición húngara es clara. Primero, queremos saber en qué se ha gastado la enorme cantidad de dinero que hemos dado hasta ahora”, dijo Orbán.
Suecia y la OTAN
El Parlamento húngaro no incluyó la votación de la adhesión de Suecia a la OTAN en su última sesión prevista antes de la pausa veraniega.
Hungría y Turquía son los únicos países de la OTAN que no han ratificado aún la adhesión de Suecia.
Además, el primer ministro húngaro, Viktor Orbán Orbán y el presidente turco Recep Tayyip Erdogan tienen una estrecha alianza en temas como la guerra provocada por la invasión rusa de Ucrania. Hungría y Turquía son los únicos socios de la OTAN que no ayudan militarmente a Ucrania.