¿Puede replicarse filantropía de RD?

El compromiso social de los principales empresarios y grupos dominicanos es una de las principales características distintivas al comparar su impacto en nuestra sociedad con la ausencia de compromiso social de los ricos de otros países de la región, como Haití.
Desde un Juan Vicini que aporta personalmente millones sin ninguna publicidad hasta mecenas del arte cuyos aportes son inocultables como el Centro León en Santiago, el Museo Bellapart en Santo Domingo o el Centro Perelló en Baní, el impacto de las preocupaciones sociales de los dominicanos más afortunados es notable.
Varias de las principales universidades privadas, como la UNPHU, UNAPEC, PUCMM y otras, operan con financiamiento parcial del empresariado, involucrado desde su fundación.
En la educación también operan entidades como EDUCA e INICIA Educación, que se enfocan en mejorar la instrucción pública.
Muchas de las mayores empresas operan programas de responsabilidad social corporativa cuyas acciones impactan grandemente las vidas de sus beneficiarios, como el Grupo SID, Grupo Popular, Central Romana, INICIA, CEPM, Barrick, AES, Grupo Corripio, Humano y otros.
Igualmente ocurre con patronatos que dependen del apoyo conjunto de empresas e individuos para combatir el cáncer, la diabetes, la sordera y ceguera y la lepra, facilitar la rehabilitación y tratar otras condiciones o enfermedades.
A diferencia de las obras de interés social realizadas con fondos públicos por los gobiernos, las realizadas por el sector privado casi siempre conllevan menos costo por similares resultados y ningún compromiso político o partidista.
Excepcional
El caso del Juan Bautista Vicini Lluberes, socio de la firma INICIA, se distingue porque nunca ha procurado ningún reconocimiento por sus aportes, que incluyen el financiamiento de obras de interés social en espacios públicos cuyos usuarios desconocen la identidad del filántropo.
Su mas reciente contribución conocida es la intervención y rescate de la zona comercial de la avenida Duarte con calles París y José Martí en Santo Domingo, área que fue notoria por el caos del tránsito, invasión de aceras por buhoneros y desorden en todos los aspectos.
