China trabaja para que su moneda, el yuan, reemplace al dólar americano como la moneda global del mundo. Eso le daría más control sobre su economía.
A medida que crece el poder económico de China, se percibe que el yuan será la moneda global. ¿Podríamos ver un cambio de un mundo dominado por el billete verde a uno dominado por el billete rojo? ¿Y cuándo sucedería esto?
A pesar del esfuerzo realizado por China para que el yuan sea la próxima moneda mundial, el yuan, aun no es una moneda de reserva, es decir, una moneda que los gobiernos e instituciones mantienen en grandes cantidades como complemento de las monedas nacionales.
Por otra parte, el yuan no puede eclipsar al dólar americano sin que ocurran varios escenarios importantes, a saber: que los bancos centrales de todo el mundo elijan mantener una proporción alta de yuanes en reservas de divisas; que el yuan este respaldado por el gobierno chino; que el yuan se convierta en la divisa universal de intercambio comercial apoyada por los mercados financieros; que la mayoría de los contratos internacionales tengan precios en yuanes; y que China se convierta en el mayor comprador o mercado de exportación para muchos países.
Esto haría que la gran mayoría de los países adopten el yuan como moneda propia; y otros vincularían su propia moneda al yuan, dando como resultado un incentivo muy potente para destronar al dólar como moneda global o mundial.
No obstante, China está apostando a la internacionalización del yuan. Su estrategia está bien diseñada y sigue pasos secuenciados, que comienzan con una fuerte penetración comercial y facilidades de préstamos para inversiones; ayuda para la cooperación y el desarrollo; y luego el uso del yuan como moneda de reservas.
Solo hay que ver cómo funciona el bloque de cooperación y comercio de los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) para darnos cuenta de esa estrategia. Que puede verse muy lejos, pero que avanza muy rápido encima de un gran dragón rojo.