SANTO DOMINGO.-La Asociación Mundial de Psiquiatría (WPA) y la Asociación Psiquiátrica de América Latina (Apal) alertaron hoy que la carencia económica es el principal factor de enfermedades mentales en América Latina, sobre todo en países muy pobres como República Dominicana, y la situación es agravada por la explotación laboral y la exclusión.
En una conferencia dictada en el XVIII Congreso Centroamericano de Psiquiatría, del que el país es sede, el presidente de la WPA, Pedro Ruiz, manifestó que el impacto de la pobreza tiene una gran negatividad respecto a la salud mental, porque aumenta las preocupaciones, que pueden degenerar en conductas destructivas.
Citó estudios que demuestran cómo la estrechez económica influye directamente en el estado mental de la población.
“En una investigación reciente hecha en la ciudad de Nueva York, se encontró que cada vez que aumentaba un uno por ciento el desempleo, subían también el suicidio y el homicidio”, indicó.
Este es uno de los grandes retos que enfrentan los profesionales latinoamericanos de esa rama, ya que la mayoría de los pacientes de escasos recursos no tienen acceso a un tratamiento apropiado.
En tanto, el presidente de la Apal, Alfredo Cía, destacó que nueve de cada diez personas que padecen problemas de salud mental no son diagnosticadas ni tratadas adecuadamente y que muchas no llegan nunca a una consulta porque ignoran o minimizan su padecimiento, otros recurren a servicios de asistencia primaria.
“Entre los grandes desafíos que se presentan a la siquiatría en Latinoamérica, resulta crucial identificar cuáles son las prioridades de investigación, asistencia y prevención, que permitan mejorar las vidas de todas las personas afectadas por las enfermedades mentales”, expresó.
Explicó también que ante esta realidad se debe considerar la posibilidad de que los médicos no siquiatras pudieran capacitarse para ofrecer un mejor diagnóstico y dar una mejor respuesta a esta creciente demanda asistencial y que las políticas públicas de salud se encuentran en revisión al haberse ampliado la brecha entre las demandas crecientes y la cobertura con la que gobiernos e instituciones intentan cubrir esta necesidad.