El liderazgo político se pondrá a prueba a partir de octubre, o previo a este mes, cuando el Senado se vea en la obligación constitucional de reestructurar a la Junta Central Electoral.
Se pueden quedar algunos de los actuales miembros de la Junta o pueden ser designados otros nuevos, de acuerdo a la atribución que le compete la Constitución al Senado. Sin embargo, todo dependerá de los acuerdos que surjan en medio del camino y de la voluntad política que muestre el Gobierno.
Desde ya se plantea que haya un entendimiento entre los partidos Revolucionario Moderno y Fuerza del Pueblo, como mayoría en ese hemiciclo, para propiciar la nueva conformación del organismo electoral.
La interrogante sería la siguiente: ¿se aplicaría el mismo método del pasado de cuotas de partidos? Otra pregunta inoportuno: ¿la sociedad tendría alguna participación en recomendaciones de posibles miembros?
Pluralidad posible
La experiencia del pasado más reciente obliga a que el liderazgo de los partidos y desde el Gobierno exista el convencimiento de la necesidad de la pluralidad de los integrantes de la Junta al margen del matiz político.
La misma visión de una Procuraduría General independiente podría ser factible en el caso de la Junta. ¿No es así?