Protocolo, saco y corbata

Protocolo, saco y corbata

Protocolo, saco y corbata

Muchos opinan que en nuestro país, por razones climáticas, deberían usarse ropas más ligeras.

Que los caballeros, por ejemplo, podrían adoptar la moda de la chacabana o la guayabera aún para ocasiones formales por parte de funcionarios públicos, banqueros, empresarios y gente del común.

Están, quienes así piensan, en contra del saco y la corbata que, según ellos, solamente producen calor y molestias.

Yo respeto, aunque no comparto, esas posiciones anti-saco y anti-corbata. Pero, por otro lado, me parece que es un irrespeto ignorar las sugerencias de vestimenta que vienen indicadas en la mayoría de las invitaciones que uno recibe. Más aún cuando se trata de ceremonias oficiales a las que se quiere dar un especial aire de solemnidad.

Traigo esto a colación a propósito del acto de entrega de certificados que hizo recientemente la Junta Central Electoral a los candidatos ganadores de curules en el Congreso Nacional. Se hizo hincapié en que los caballeros elegidos debían asistir a la ceremonia ataviados con traje oscuro, saco y corbata, para darle carácter al asunto. La atención pública se concentró en esperar a ver cómo iría vestido el polémico diputado electo Juan Hubieres, quien como todo el mundo sabe “no se apea” su ropa de “jean” y siempre anda desafiantemente descorbatado. Pero ¡oh, sorpresa!, el controversial sindicalista apareció formalmente vestido, como decía la invitación. Y el único que incumplió la norma, al llegar “desgolletao” sin corbata y desentonando en la ceremonia, fue el senador reelecto por La Vega, ingeniero Euclides Sánchez.

Que conste en acta, para fines de récord.



El Día

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