Protestas y paros

Protestas y paros

Protestas y paros

Después de un período que puede muy bien ser considerado de dos años, constreñidos por los efectos de la pandemia y las medidas adoptadas por dos administraciones para amortiguar sus efectos, nos habíamos olvidado del conflicto llevado a las calles por las comunidades como vía para hacerse oír y para alcanzar soluciones.

Se puede afirmar que en realidad se trata de acciones de los políticos vinculados con partidos, organizaciones y agrupaciones de la oposición, dirigidas contra el Gobierno.

Pero es imposible alcanzar un grado tal de satisfacción de las necesidades en la población que este tipo de conflicto no encuentre lugar en una administración de cuatro años. Parte de las destrezas de un gobierno incluye la comprensión de estos hechos y la manera de tratar con las comunidades cuando escogen la vía del paro o las protestas para hacerse sentir.

La realidad de que los activistas políticos alientan las huelgas y reclamos, de que pueden empujarlas por la vía de la confrontación, no es razón para dejarles de lado o dejar de estudiar el foco del conflicto con las herramientas apropiadas para proponer soluciones.

El paro del lunes en la región norte, incluida gran parte del Cibao, nos ha traído de vuelta a una de las muchas facetas de la realidad dominicana.

Y este hecho, que puede ser visto como uno más de los indicios de la vuelta a la normalidad, es también una campanada.

Quienes organizan las protestas deben cuidarlas. Con estos procedimientos a veces resulta más fácil perjudicar que alcanzar objetivos palpables para las comunidades.



El Día

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