Ahora que los principales partidos políticos tienen oficialmente definidas sus candidaturas presidenciales para el próximo período constitucional, es tiempo ya de que empecemos a tomar las cosas más en serio.

Es hora ya de que exijamos a los candidatos que nos expongan sus propuestas, pero no solamente de boca, sino basadas en hechos concretos y fórmulas factibles, de manera tal que, después, cuando no cumplan lo prometido, podamos reclamarles que nos han engañado.

Es hora ya de que comprendamos, tanto los candidatos como los electores, que los comicios no son una feria donde ganará el más simpático ni el que mejores chistes haga, sino el que demuestre con su comportamiento que le duele el país.

Es hora ya, también, de que se comprenda que el clamor por una educación digna no es una moda, ni una fiesta, ni un relajo, ni un pasatiempo, sino una necesidad que puede remediarse con simples reajustes de las prioridades nacionales.

Muchas otras cosas esperaban este momento. No lo desperdiciemos.

El llamado va dirigido tanto a los dos partidos dominantes en el escenario político nacional, como a los que no son mayoritarios también.

A todos nos toca nuestro rol. No nos suicidemos, aunque parece que como sociedad tenemos una fuerte vocación que nos conduce a ello.

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